Sánchez pone a los lobos de Bildu y ERC a cuidar de las ovejas

En un gesto sin precedentes en ninguna democracia que se tenga por digna, Pedro Sánchez ha decidido que los proetarras de Bildu y los golpistas de ERC formen parte de la Comisión de Secretos Oficiales, una ignominia de proporciones gigantescas. Para llevar a cabo su propósito, rebajará la mayoría que se exige para acceder a dicha comisión, de 210 diputados a 176. Así, los secretos de Estado y las materias reservadas claves para la seguridad nacional pasarán por las manos de los enemigos declarados de la democracia española: los herederos políticos de una banda de asesinos y un grupo de golpistas. Es como poner al lobo a cuidar de las ovejas.
Al mismo tiempo, los separatistas han pedido la cabeza de la directora del CNI, Paz Esteban, persona de la confianza de la ministra de Defensa, Margarita Robles, a quienes los sediciosos han colocado en la diana de su sectarismo ideológico. La labor desarrollada por el CNI ha permitido desvelar y cercar parte del entramado de financiación y funcionamiento del separatismo, especialmente catalán, algo que los golpistas no pueden soportar. De ahí, su chantaje a Pedro Sánchez, que es capaz de entregar la seguridad del Estado a cambio de seguir en La Moncloa.
Las fuerzas separatistas en el Congreso de los Diputados están dispuestas a poner contra las cuerdas al Gobierno de Pedro Sánchez con el caso del supuesto espionaje a sus líderes con la herramienta Pegasus. En circunstancias normales, cualquier Gobierno con un mínimo sentido de la responsabilidad apoyaría la labor de investigación llevada a cabo por el CNI sobre partidos que representan una amenaza al marco constitucional, pero el presidente del Gobierno no tiene más objetivo que aferrarse al cargo sin importarle lo más mínimo abrir en canal al servicio de inteligencia. Los golpistas quieren cobrarse la pieza de la directora del CNI, lo que supondría tanto como cobrarse la pieza de la mismísima ministra de Defensa
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