¿A quién le importa un pimiento Vox?

Vox
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No comprendo que gente seria y alejada de tonterías ‘nacionalprogreístas’  pierda el tiempo con collonadas sobre los supuestos peligros que encarna Vox ahora mismo. Como en aquel chiste donde, denunciando un inquilino la fiera que devora a todos los que entran en el sótano de su casa, le preguntan por una cosa que se arrastra por la pared. “De las humedades hablaremos otro día”, espeta con más razón que un santo. A ver: tenemos en el gobierno de la nación a un ejecutivo compuesto por socialistas más independentistas, extremo izquierdistas y herederos de Eta, y resulta que lo que nos debe de preocupar es Vox. Anda ya. Empezó hace unos días Toni Roldán, ese fugaz londonschool que probó suerte en Ciudadanos, apoyado por el séptimo de caballería de Paco Igea. De tanto en tanto, a esos del “centro” les da un escalofrío por si alguien les llama fachas y quieren compensarlo alertando de la “extrema derecha” venga a cuento o no. El escapulario estético y moral del acomplejado. Y me sorprende una vez más que se enzarce también gente nuestra como Jiménez Losantos y Arcadi Espada.

Empezó esta refriega un artículo de Espada llamado ‘Por el fin de la indecencia’ al que siguió una réplica titulada “Indecencia sin fin” por parte de FJL. De ahí la espadiana “No debería perder guapeza” y rematada al final (aunque siempre es un “continuará”) por un losantiano “Ciudanaderías”. En esta discusión, al igual que Aleix Vidal-Quadras, liberal con sello propio, le doy toda la razón a Federico. Simplemente por su mérito en resistirse a participar en esa injusticia abisal de poner a Vox y a Bildu en la misma frase y en parecida tipología. Que no es poco. Vamos, que es mucho.

Puedo dejar muy claro que me siento y me pienso alejada de Vox (¡apenas he
votado al PP un par de veces!). Pero no puedo aceptar que se ponga a este
partido al mismo nivel, ya no de Bildu, ese horror, sino de golpistas como ERC o de chavistas e iluminados como Podemos. Pueden hablar de Le Pen, de Orban, incluso de Kaczynsky, my god. Pero todo esto se sitúa en un “mercado de futuros”, pues una cosa son las amenazas y otra las realidades. Por favor, hay socios de Sánchez que apoyan (y mueven maletas por los aeropuertos) a políticos que han llevado a la miseria a sus conciudadanos. Y también están en el plano de la realidad socios que han sido condenados por intentar arrebatarnos los derechos a los catalanes y llevarnos a la división civil y al retraso económico y político. Y que han sido indultados por el interés de un gobierno por permanecer en el poder. Mejoren esto.

Vox existe porque en España debe de haber una ley de íntimos contrapesos que sorprendentemente no se puso ya en marcha en los peores momentos del terrorismo. Ha sido esa aberración del procés lo que la ha hecho surgir. Por puro desespero ante la inoperancia de esos gobiernos cortoplacistas que hemos tenido y su confusión de ideas y falta de ambición y de fe (laica, of course) en su país.

El pasado y el presente de la radicalidad política, heredera de las ensoñaciones setenteras de la violencia ‘cool’, y de la persistencia inmunodeficiente del nacionalismo periférico golpista pretende ponerse a la par con una “extrema derecha” más virtual que otra cosa. Me parece muy bien ser precavidos y tomar ejemplo de la historia. Pero, hombre, que, con lo que hay, aún no hemos ni empezado.

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