El próximo hará ya… ¡¡¡50 años!!!
Al igual que a Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo, me preocupa y me entristece la decisión de varios medios de comunicación de recordar en 2025, con más de un centenar de actos, la muerte de Franco de la que el próximo 20 de noviembre hará ya… ¡¡¡50 años!!! La presidenta de la Comunidad de Madrid lo ha bautizado como «Francaño».
Para empezar, ya he grabado varias entrevistas, una de ellas para Televisión Española, a propósito de las famosas fotografías de su agonía tomadas por su yerno, el famoso marqués de Villaverde, en la habitación del hospital de La Paz, donde murió.
Me gustaría, eso sí, recordar con tal motivo lo que, posiblemente, muchos hayan olvidado que sucedió ese día en el que no sólo había muerto Franco que, cincuenta años después se quiere conmemorar, y que yo, aunque sea difícil de creer, lo viví, a solas de 5 a 9 de la noche con los Reyes Juan Carlos y Sofía en la intimidad de su despacho de Zarzuela sin que, durante aquellas horas, sonara ni una sola vez el teléfono ni nadie llamara a aquella puerta. Por varias razones: la derecha se encontraba a la cola que daba varias vueltas al Palacio Real donde se había instalado la capilla ardiente de Franco, fallecido dos días antes. Y la izquierda celebraba la muerte del dictador.
Nadie pensaba que Don Juan Carlos, que había sido proclamado Rey de todos los españoles a la una y veinte de la tarde de ese día 22, en el Palacio de las Cortes, permanecía aquella tarde en su despacho de la Zarzuela con la única compañía de su esposa, llorando porque el presidente Arias Navarro no había permitido que su madre, la reina Federica, fuera testigo de la proclamación de su hija como reina consorte cuando ella ya no lo era. Y la de este periodista que Don Juan Carlos quiso que estuviera con ellos. Fue una deferencia que nunca olvidaré a pesar de todo lo sucedido durante estos años. ¿Cómo voy a olvidar aquel día tan importante en la vida de un hombre que se convertía en lo que siempre había soñado: rey de todos los españoles? Les sorprenderá a ustedes saber a qué se dedicó durante aquellas horas: a limpiar las numerosas cámaras y objetivos fotográficos, entre ellas la Nikon que me cambió por una Leica Flex, esparcidas sobre la mesa de su despacho, y a recordar lo bueno y lo malo de todos aquellos años en los que nos conocimos.
El palacete granadino del emir
Silvia Moreno publicaba en El Mundo, el pasado sábado 14 de diciembre, un curioso artículo sobre el palacete del emir de Qatar en el Albayzín de Granada aunque no en el lugar donde se ven las mejores vistas de la Alhambra, el Generalife, Sierra Nevada y la vega granadina. Y, por supuesto, no el lugar donde se ve «la mejor puesta del sol del mundo», como dijera, hace 27 años, Bill Clinton cuando visitó la capital granadina en compañía del Rey Juan Carlos. Pero no es cierto, Silvia, lo que dijo el presidente norteamericano cuyas palabras fueron incluso ridículamente grabadas en una placa y colocadas en el mirador de San Nicolás durante breve tiempo ya que no respondían a la realidad. El sol nunca se puso por donde dijo Clinton sino exactamente por detrás, por el lugar conocido como El Tambor de San Cristóbal. Pero la crónica de la compañera me ha recordado el lugar de mi nacimiento, un precioso carmen, con un limonero, a cuya sombra está enterrada mi madre, una apasionada historia que un día contaré. Dicho carmen está calificado de interés cultural. Desde él se ven unas espectaculares vistas de la Alhambra y a sólo 500 metros de la Audiencia Provincial de la que mi abuelo materno fue un gran magistrado. Ignoro si, por mi edad, siento una imperiosa necesidad de regresar al carmen donde nací hace… 92 años.
Se despeñó mientras orinaba
A propósito de la desgraciada muerte del gran empresario dueño de Mango, Isak Andic, de 71 años, al despeñarse durante una excursión de senderismo en Montserrat, me ha recordado la muerte de aquel otro gran empresario, José Luis Santos, perteneciente a una de las familias hoteleras más importantes junto con la familia Meliá, propietarios de doce hoteles, todos ellos de cinco estrellas. Falleció, al igual que Isak Andic, al despeñarse una aciaga noche de 1973, cuando regresaba a casa de un viaje y tuvo necesidad de orinar. Y lo hizo al borde de un precipicio perdiendo pie y despeñándose. Una gran tragedia. Tenía solo 43 años.
A propósito de estos dos fallecimientos, es obligado destacar que el año 2024 ha sido un año desgraciado para los empresarios españoles. Cuatro de ellos, Vicente Tarancón, cofundador y presidente de la firma deportiva Luanvi; Miguel Burdeos, presidente de The SPB y de las empresas Bosque Verde y Deliplus; José Luis Marín, empresario de varios colegios, y Antonio Noblejas, director general de EDEM, perdieron la vida en la fatídica tarde del 29 de octubre, víctimas de la DANA valenciana.
Chsss…
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