PRIMERA LÍNEA

Prohens hace causa común con su amiga del alma

Prohens hace causa común con su amiga del alma

La ruptura en Madrid del PP y Vox, estrategias al margen, tiene que ver en su capítulo final con tumbar el incentivo fiscal a inversores extranjeros -los segundos- y de paso la negativa -los primeros- a derogar la ley trans autonómica. El fondo de la cuestión parece estar en que se demandaba que inversores locales se pudieran beneficiar igualmente de ventajas fiscales, mientras en unas pruebas de acceso a la policía local de Torrelodones un opositor, al llegar a las pruebas físicas, dijo que en realidad era mujer, y entonces que pa’dentro. Quedando claro que la mujer, mujer, pierde.

Alguien debería explicarlo al detalle y despejar cualquier duda al respecto. De lo contrario, quedamos a merced de quien sepa manipularnos mejor. La cuestión reside en saber si hablamos de posturas irreconciliables o de un pronto repentino, un cabreo sin más. Después, el 28-M, ya se verá. Ojo, que las encuestas dan la victoria al PP en Baleares sin garantías para gobernar.

En relación a las ventajas fiscales, parece ser que si un nacional invierte no hay deducciones, mientras si un extranjero lo hace, sí hay bonificaciones lo que se traduce en un incomprensible despropósito si, en efecto, Madrid es «la casa de todos», como acostumbra decir Isabel Díaz Ayuso. No es que ella sea una mayúscula líder. Es, simplemente, la única que le planta cara a la ruinosa izquierda, poniendo en jaque su dominio del relato. Es curiosa la cita de Gilbert Keith Chesterton que Luis Ventoso incluye en su columna de esta semana: «Los progresistas se dedican a cometer errores mientras los conservadores, a evitar que se corrijan esos errores». Rajoy, por un decir, y quién sabe si en la misma senda Alberto Núñez Feijóo ya en Moncloa.

La candidata balear del PP Marga Prohens ha salido en defensa de su amiga del alma, Isabel Díaz Ayuso, en lugar de mantenerse al margen, y entonces, ha incurrido en una clamorosa metedura de pata.

No es por manifestar su opinión al respecto, está en su derecho, sino que ha aprovechado la ocasión para darle un pellizco… no sé si a Jorge Campos en particular o a Vox-Baleares en general. Es lo que se deduce de lo dicho en Madrid, donde ejerce de diputada en el Congreso: «Mi voluntad es que el próximo Govern balear sea estable y Vox ha demostrado no ser elemento de estabilidad». Encima, acto seguido entra en contradicción al afirmar que no se presenta, en Baleares, «para liderar un bloque, sino un programa de gobierno propio, mientras Vox parece mucho más interesado en impedir las propuestas del PP, en vez de sumar hacia el cambio». Lo repito: «En vez de sumar hacia el cambio». ¿Acaso nos está hablando de bloques?

¿Se ha enterado Marga Prohens de que la alternancia bipartidista ha pasado a la historia? Al menos de momento mientras el patio siga tan revuelto. ¿Se ha enterado asimismo de que las mayorías absolutas, ahora se venden muy caras? Solamente alcanzables por la vía del líder incontestable o bien como reacción ciudadana ante un proyecto capaz de ilusionar.

Marga Prohens comete errores de principiante y así se hace cuesta arriba el poder ganarle a la radicalizada Francina Armengol, perro viejo en el barro dialéctico. Porque, a pesar del Tito Berni, la cesada directora general de la Guardia Civil presuntamente metida en el ajo de la corrupción de su marido (ático y piso en Málaga, ya saben), el escandaloso resultado de la ley del sólo sí es sí, incluso las previsibles secuelas negativas de la ley trans, verán cómo Armengol saca partido al hecho de ver a Marga Prohens comiendo a la vista de todos con el condenado José María Rodríguez y acompañada de su plana mayor, Jaime Martínez incluido. Rodríguez fue expulsado del PP hace siete años y entonces menos se entiende que sean los pesos pesados de sus candidaturas quienes se reúnan con él a manteles. Un despropósito.

Días pasados, el socialista extremeño Guillermo Fernández Vara cometía la barbaridad de reflejar como si nada el perfil chupóptero de la izquierda: «El 28 de mayo nos jugamos quién gana. El reto es trabajar para que ganen los que solo tienen la política para poder tener un proyecto de vida». Añade, y también sin despeinarse, que «ellos pueden comprar su futuro», retratando como una maldad que el político de derechas puede ganarse la vida en el sector privado. El perfecto retrato de la trampa permanente de la izquierda para señalar al adversario forzosamente como el enemigo a batir, no vaya a ser que sus carencias y ausencia de conocimientos queden al descubierto. Es evidente que la prensa afín no analizará esta frase de Fernández Vara.

Me he referido a casos de corrupción del PSOE, porque no he escuchado desmarcarse a la socialista Francina Armengol de tanta desvergüenza de compañeros de partido, lo que técnicamente la convierte en cómplice de esta deriva intolerable a los ojos de un electorado que anda desconcertado por partida doble: ver cómo la corrupción no le pasa factura a la izquierda al tiempo que observar cómo la candidata del PP en Baleares practica el pellizco a potenciales alianzas, en lugar de sentar las bases para tender la mano a quienes están en el compromiso del cambio.

El PP está obligado a quitarse el complejo de inferioridad, temeroso ante la crítica de la izquierda radical. Vox está siendo anatemizado, condenado al exterminio en definitiva, por la práctica totalidad de las fuerzas políticas en contienda debido a ser identificado por un cada vez más amplio sector de la población como altavoz de la falta de compromiso en reivindicar valores en situación de caída libre, y eso no es ni fascismo, ni ultraderecha, por mucho que se emplee la izquierda en hacérnoslo creer. Es compromiso; es palabra dada, que entra en colisión sin ir más lejos con la Agenda 2030. Es regresar a las tesis del partido conservador, que se levanta y se acuesta defendiendo los mismos principios, algo de agradecer en tiempos de gran turbación.

Vuelvo a repetir sus palabras: sumar hacia el cambio. No parece entender Prohens que parte de la prensa local anda apesebrada y por tanto le bailará el agua a Francina Armengol, la niña bonita de ERC, y en consecuencia sin escrúpulo alguno para disolver nuestra identidad y entregarnos, como su personal contribución a la causa del esperpento ése de los países catalanes.

Y sin olvidar el rastro de inseguridad jurídica que va dejando a su paso.

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