Pedro Sánchez también suspende en diplomacia

Pedro Sánchez también suspende en diplomacia
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La tarde del pasado jueves 23 de julio Pedro Sánchez envió a su ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, a reunirse en Algeciras con el máximo responsable del Peñón de Gibraltar, Fabian Picardo, en un encuentro bilateral sin la presencia de ninguna autoridad de Reino Unido. Apenas 48 horas después, en la tarde del sábado 25 de julio, el ministerio de Exteriores del Reino Unido anunció que el Gobierno británico sacaba a España de la lista de países seguros para viajar y a partir del día siguiente, con apenas 4 horas de anticipación, quienes regresaran provenientes de España tendrían que hacer una cuarentena de 14 días. Una decisión tan repentina que incluso pilló recién llegado a España de vacaciones con su familia al ministro británico de Transporte, Grant Shapps, corresponsable de esta decisión, y al secretario de Estado para Londres y de Asuntos de Consumo, Paul Scully, que está veraneando en Lanzarote.

La evidente precipitación con la que los británicos castigan tan duramente a la economía española, difícilmente justificada por razones sanitarias o epidemiológicas, hace que inexorablemente tengamos que relacionar ambos acontecimientos preguntándonos si el Gobierno del Reino Unido estaba informado y había prestado su consentimiento para que, por primera vez en los 300 años que llevan ocupando ilegalmente el Peñón de Gibraltar, España haya otorgado esta interlocución a las autoridades gibraltareñas, justamente al mismo tiempo que se llevan a cabo las comisiones mixtas que deben aclarar cuál va a ser el estatus que tendrá Gibraltar cuando se produzca el Brexit, el próximo 31 de diciembre. No olvidemos que González Laya afirmó en la primera Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso en la que compareció que no descartaba negociar «un nuevo estatus» para el Peñón tras el Brexit, mientras que las autoridades británicas afirman que la soberanía gibraltareña no va a cambiar.

Nuestro Gobierno ha intentado justificar esta reunión bilateral, como siempre, mintiendo. Han dicho que fue una «reunión informal» y «fuera de agenda», lo cual no hay quien se lo crea. Y se justifican en que ya hubo un encuentro entre Borrell y Picardo en 2018, del que jamás habíamos sabido nada y cuyas imágenes no trascendieron, así como con el tremendo error que cometió Moratinos en 2009, cuando tras 300 años de litigio en los que ningún ministro español había pisado el peñón, el representante de Zapatero decidió viajar a la colonia, concediéndoles gratuitamente el papel de tercer interlocutor en el conflicto con Gran Bretaña al mantener una reunión tripartita con el antecesor de Fabian Picardo, Peter Caruana y el ministro británico de Exteriores, David Miliband. Todos los ministros mencionados como excusa son socialistas, en cualquier caso. Y ninguno concedió la fotografía que, orgullosa, subió a sus redes sociales la ministra González Laya, para darle publicidad al encuentro.

El único que se ha mostrado «profundamente satisfecho» tras la reunión ha sido Picardo, mientras que surgen dudas sobre la postura del Gobierno español a la hora de exigir la soberanía de Gibraltar tras el Brexit. Recordemos que González Laya instó hace unos días al Gobierno británico a «acelerar» la negociación por Gibraltar, palabras que no han sido contestadas por Londres y tras las que sólo se ha producido el anuncio de cuarentena que tanto daño hace a nuestra economía. Dicen que “la diplomacia te saca de un problema en el que el tacto te hubiera evitado meterte”. Es posible que la reunión de Algeciras y la cuarentena británica no estén relacionadas, o que existan otras razones con las que se expliquen ambos hechos. Pero sea de una forma o de otra, lo que no cabe ni la menor duda es que Pedro Sánchez también ha suspendido en diplomacia y que la consecuencia de su nefasta gestión la vamos a pagar muy cara los españoles.

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