Los pactos de la ignominia del Pedro Sánchez más hipócrita

Sin contar con la madre de todos los pactos -el acuerdo de Gobierno con Podemos-, Pedro Sánchez suma medio centenar de pactos con golpistas y proetarras en Cataluña, el País Vasco y Navarra. Su alianza con partidos que no es que sean contrarios al marco constitucional -eso se da por descontado-, sino que han subvertido la ley y el ordenamiento jurídico es duradera. Es decir, Sánchez tiene en vigor una alianza estratégica con todos aquellos partidos que son una amenaza probada para los intereses nacionales.
Sin embargo, el presidente del Gobierno, para distraer la atención de su derrota en Castilla y León -a sus socios podemitas les fue incluso peor- ha vuelto a agitar el espantajo de la extrema derecha para emplazar al PP a no pactar con Vox. En Cataluña, el PSC ha pactado con ERC y Junts en 40 Ayuntamientos de Cataluña, no para imponer precisamente el orden constitucional, sino para permitir que los golpistas utilicen las instituciones del Estado al servicio de sus intereses separatistas. En el País Vasco, el PSE comparte gobierno con la formación de Arnaldo Otegi en el Ejecutivo de Laguardia (Álava) presidido por el PNV. En Eibar, Irún, Durango o Iruña de Oca el socialismo ha llegado a acuerdos presupuestarios con los proetarras, mientras que en Navarra la socialista María Chivite llegó a un acuerdo con los herederos de la ilegalizada Batasuna para hacerse con el poder. Todo esto sin contar con que Pedro Sánchez, además de ser investido presidente con los enemigos declarados de España, contó con el apoyo de Bildu y ERC a las cuentas de 2022 después de plegarse convenientemente a las exigencias de los golpistas catalanes y los herederos políticos de ETA.
Y ahora sale Sánchez con el mantra de la extrema derecha y se pone estupendo. Él puede pactar con el mismísimo diablo, pero mete el miedo a los españoles con la «extrema derecha» de Vox. La estrategia es muy burda: para llegar a la Moncloa, Sánchez pactó con lo más execrable del arco parlamentario, pero el PP no puede llegar a acuerdos con la formación de Abascal. Lo que pretende es que la derecha no se una jamás para perpetuarse en el poder con el apoyo de los enemigos de España. Razón de más para que la derecha se una y termine de una vez por todas con un Gobierno que no está para dar lecciones de dignidad política.
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