El pacto del psicópata
La que está liando el déspota Sánchez para hacerse con el control del Estado. Sus seguidos cambios de opinión tienen enfurecida a la gente y amotinados a sus socios de coalición. Habla de convivencia, mientras fractura la sociedad. Jura respetar las leyes y las corrompe, sin importarle modificarlas en propio beneficio. Famoso por su falta de escrúpulos, endemoniadas ínfulas, tics macarras, plagios varios, narcisismo galopante, vanas promesas y mentiras en sesión continua.
Perdió las elecciones, pero al estar muy zumbado, flipa con que las ganó. Ahora trapichea con un tal Puigdemont la ley de Amnistía. El pacto de la infamia, o guarro acuerdo que denigre a España y acabe con la monarquía, para que cada cual monte su alegre y particular republiqueta. Un golpe de Estado oculto.
El prófugo de Waterloo y el ogro de ERC han picado con ansia tremenda en los anzuelos que les ha tendido el de la Moncloa, creyéndose los parias que el déspota va a concederles todo lo que piden. Pues van de ala, en cuanto el trilero contumaz logre reeditar la investidura, se sacará de la manga una imaginaria línea roja, la de la Constitución, y los parará en seco, que después de recuperar su sitio en palacio, de ahí ya sólo lo saca la Legión Española. Las amenazas del prófugo, tendentes a interrumpir la legislatura si el déspota incumple con lo acordado, a Sánchez se la sudan, porque a Narciso lo único que le importa en este mundo es Narciso. No le inquietan ni comprende las emociones ajenas. Tiene la misma sensibilidad que la piedra pómez. Ni siquiera se conmovió por lo sucedido a Alejo Vidal-Quadras.
No olvide el déspota las palabras del docto magistrado Ignacio Ulloa, que fue juez del Tribunal General de la UE (TGUE) y letrado del TC: «Hay quien piensa que la Constitución Española y el Derecho europeo siguen líneas paralelas y nada, nada más equivocado, porque las cuestiones del Estado de Derecho están por encima de las legislaciones de los Estados miembros. Y en el caso de que se valore que la Ley de Amnistía vulnera el Derecho comunitario, sería rechazada». (Y devuelta al corral). Así que, ándate con ojo, necio déspota, que igual te pasa lo mismo que con la ley del sólo sí es sí.
La maquiavélica consigna de Moncloa es: deslegitimar la movilización popular. Ya sólo falta deslegitimar a las asociaciones de fiscales, juezas, jueces y cuerpos policiales que echan pestes sobre los abusos y otras atrocidades que comete este Gobierno en funciones.