¿No tiene usted nada mejor que hacer, señoría?

¿No tiene usted nada mejor que hacer, señoría?

La querella de la Fiscalía y de Pablo Iglesias contra el ciudadano Miguel Frontera, vecino de Galapagar al que el Ministerio Público y el vicepresidente segundo quieren meter en la cárcel por manifestarse frente al casoplón y llamarle «garrapata», no se tiene en pie, como tampoco se entiende que el juez la haya admitido a trámite. Es sencillamente surrealista, un monumento a la hipocresía, que el vicepresidente segundo del Gobierno pida derogar el delito de injurias contra la Corona para sacar de la cárcel a un rapero condenado, además,  por enaltecimiento del terrorismo con el argumento de que sus calumnias son «libertad de expresión» y pretenda meter en la cárcel a un ciudadano que le llamó «chepas». Y dado que la Fiscalía depende del Gobierno no sorprende, aunque resulte alucinante, que salga en apoyo del vicepresidente segundo del Gobierno. Extraña, eso sí, que el juez haya admitido a trámite la querella. ¿Es que no tiene nada mejor que hacer su señoría?

Iglesias defendió a través de su cuenta de Twitter al delincuente Hasel, condenado por la Audiencia Nacional a dos años, cuatro meses y quince días de cárcel.  «Opino que en democracia nadie debería ir a la cárcel por delitos de opinión. Hay otros mecanismos jurídicos para proteger el honor, la integridad o el desprestigio. Que Hasel vaya a la cárcel, pienso que generará la sensación de que la Ley no siempre es igual para todos». En eso tiene razón: la ley no es igual para todos, porque si a él le llaman «garrapata», cárcel, pero no si se injuria al Rey o a las víctimas del terrorismo. Hay que tener mucha cara y ser un cínico redomado para querer meter en prisión a un ciudadano que le llamó «garrapata» y querer sacar de la cárcel a un delincuente que enaltece de forma sistemática a una banda de asesinos.

La libertad de expresión que defiende Iglesias es la ley del embudo: si eres de extrema izquierda y rapero, puedes injuriar sin límite, pero si eres un  ciudadano cualquiera que no le baila el agua a Podemos, cárcel sin discusión.

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