No se olviden de Cataluña

No se olviden de Cataluña

Entiendo que muchos españoles estén hasta las narices del separatismo catalán, y los abusos de los partidos secesionistas ya no ocupen grandes titulares y ya estén en las noticias de relleno. Entiendo también que los independentistas se han pasado tanto de rosca que ya cuesta escandalizarse, y que cada nuevo insulto al Rey o al Ejército, o cada agresión a las libertades civiles de los catalanes constitucionalistas, ya no sorprenda. Es una gota más en un océano de totalitarismo que solo despierta hastío en nuestros compatriotas.

Además, la prensa nacional está más entretenida en la actualidad con Pablo Iglesias y el blanqueamiento de Bildu, y los podemitas y proetarras gustan de mantener esta atención mediática y se empeñan con mucho interés. Por mucho que Gabriel Rufián o Laura Borràs intenten estar a la altura nunca podrán superar el glamour de la guillotina ‘morada’ o el aroma a goma-2 por las mañanas. ¿Cómo no va a acaparar más atención las reminiscencias del FRAP que los compañeros de viaje de una banda terrorista, Terra Lliure, que tuvo más bajas entre sus asesinos que entre las víctimas que quería causar? ¿O una máquina de matar como fue ETA con el ‘trespercentismo’ que representa Puigdemont desde Waterloo?

Hubo un momento en el que parecía que el separatismo catalán se podía salir con la suya y toda España se volcó con la Cataluña constitucionalista para parar el golpe de Estado, con el Rey Felipe VI a la cabeza. Pero el valor no es marca del independentismo, y una vez que sus líderes vieron que se podían quedar sin nómina y sin enchufar a media familia en la Generalitat, recularon y solo se limitan a jurar que «lo volverán a hacer». Porque no ha habido masas de independentistas que fueran a liberar a los que llaman «presos políticos» del Hotel Lledoners y de los otros establecimientos reconvertidos en lugares de asueto para los golpistas. Y las protestas que ha habido, en general, se han hecho ante la pasividad de los Mossos d’Esquadra. El intento de quemar Barcelona tras la sentencia del Supremo en el juicio del ‘procés’ se quedó en unos días de disturbios en el centro, y poco más.

Pero no se engañen, los partidos secesionistas no tendrán el coraje para romper España, pero sí para oprimir a millones de catalanes; para privarles de su derecho a que sus hijos estudien en español; para obligarles a pagar una televisión pública, TV3, que les insulta; para crear todo tipo de chiringuitos y ‘embajadas’ en los que enchufar a sus adeptos mientras la Sanidad y la Educación se caen a cachos; para convertir las escuelas públicas de media Cataluña en centros de adoctrinamiento infantil o para condenar a la muerte civil a aquellos que osen oponerse a la proliferación de lazos amarillos y de pancartas de «libertad presos políticos».

Por eso pedimos al resto de españoles que no nos olviden. Porque Aragonès, Puigdemont, Junqueras, Colau o Borràs siguen despreciando a los que no piensan como ellos. Siguen intentando convertir a los catalanes no separatistas en ciudadanos de segunda, menospreciando la lengua española, demostrando que las administraciones públicas son solo suyas e ignorando a los que no piensan como ellos. Comprendo que Iglesias y Otegi son enemigos de la libertad más atractivos que combatir que la panda de mediocres que actualmente lidera el secesionismo catalán. Pero si nos dejan solos, conseguirán que Cataluña pase a ser de la semidictadura que es ahora, a un totalitarismo integral. El nacionalismo es persistente y nunca se detiene para conseguir sus objetivos políticos. Ayúdennos a que Cataluña sea cada día más española, y pueda volver a ser un motor de nuestro país, y no lo que es ahora, una rémora. No nos olviden.

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