El neuroma de Morton provoca que la Reina salude sentada en la cena de gala de Ámsterdam
Todo el que conoce un poco a fondo a la Reina Letizia sabe que su carácter aspira a la perfección, sobre todo desde que decidió dar el paso de aceptar al entonces príncipe de Asturias como marido y convertirse en una persona de gran relevancia pública e institucional. Su preocupación por comportarse de manera adecuada y representar a la monarquía de forma digna y apropiada a su papel de consorte, primero como princesa de Asturias y después como Reina, ha sido una prioridad absoluta para ella. De ahí que la decisión durante la cena de gala del viaje de Estado de los Reyes Felipe y Letizia a los Países Bajos de permanecer sentada en un taburete alto durante el tiempo que duró el saludo a los invitados, le haya supuesto, previsiblemente, una contrariedad considerable.
La razón de que la Reina española no pudiera mantenerse en pie durante lo que se viene en llamar el besamanos, o tiempo de saludo de los anfitriones a sus invitados, se debe al daño que le produce el neuroma de Morton que sufre en la planta de su pie izquierdo, una dolencia que puede ser incapacitante, ya que produce un dolor agudo difícil de aguantar. Hará cosa de un año y pico se supo que la Reina Letizia tenía esa lesión que, en la mayoría de los casos, se debe al uso continuado de zapatos de tacón de aguja muy altos, a veces de hasta 15 centímetros, que produce una deformación de los huesos metatarsianos y la presencia de ese neuroma tan molesto a la hora de andar o permanecer de pie y quieto durante un rato prolongado.
¿Por qué ha usado doña Letizia esos zapatos que son el no va más para los estilistas que dictan las normas de elegancia máxima dentro del exigente mundo de la moda? No hay que pensar demasiado para hallar la respuesta: ella está considerada un referente para los comunicadores que se encargan de aupar a las mujeres más estilosas y distinguidas a la hora de vestir. Personas y medios que consideran el uso de los stilettos imprescindibles en el conjunto que les encumbra a los primeros puestos. Y para toda mujer que se precie, estar en primer puesto siempre es agradable, aunque no imprescindible, por supuesto.
Pero hay otra razón, que se aprecia, a simple vista, acerca del motivo que ha llevado a la Reina a usar esos bonitos zapatos de tacón de gran altura y es que la diferencia de estatura entre ella y el Rey Felipe es considerable. No es que doña Letizia sea bajita, para nada, su altura está alrededor de 1,68, una cifra media muy aceptable en España, sino que el problema es que don Felipe mide 1,97, tres centímetros menos de los dos metros. Así que quizá es razonable pensar que una de las razones que llevó a su consorte a usar elevados tacones debió ser su deseo de nivelar un poco la diferencia de estatura y dar una imagen más equilibrada.
Para terminar esta reflexión sobre la dolencia de la Reina hay que decir que doña Letizia ha tomado desde hace meses medidas drásticas para evitar esos padecimientos tan molestos: la altura de su calzado ha disminuido sensiblemente, algo que le habrá aliviado sensiblemente, e incluso usa con frecuencia zapatos prácticamente planos. Eso le proporcionará, sin duda alguna, un gran alivio en su caminar diario.
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