En la mente del votante de derechas y de izquierdas

En la mente del votante de derechas y de izquierdas
En la mente del votante de derechas y de izquierdas

¿Recuerdan la famosa frase de Churchill: “Quien no es liberal cuando es joven, no tiene corazón. Quien no es conservador cuando es viejo, no tiene cerebro”?

Hoy quiero analizar, con ayuda de algunos profesionales, por qué votamos, ya que lo normal es, dada nuestra naturaleza, apoyar un sistema credencial que apuntale nuestro delicado autoconcepto y autoestima.

¿Hasta qué punto nos importan los partidos y los programas electorales? ¿Realmente se busca la racionalidad? ¿Se sopesan los pros y contras para el país, para la economía? Ni siquiera en los casos en los que se lean los programas con una lupa y se analicen metódicamente las posibilidades considero que pueda haber objetividad alguna, porque, queridos amigos, los seres humanos, somos subjetivos, la realidad existe, sí, pero no para nosotros, nuestra subjetividad es nuestra tragedia y nuestra única posibilidad de ser felices.

La transmisión familiar, por ejemplo, es un elemento estructural en la formación de la identidad política. ¿Es la clase social o el estatus la verdadera patria? Definitivamente, la identidad política, brota de lo más profundo de nuestra personalidad, que proviene en parte de la herencia biológica de nuestros familiares y antepasados y en parte del aprendizaje realizado a lo largo del ciclo vital.

Psicopartner, centro de psicología clínica y sexología, opina que “en política, el aspecto emocional está por encima de la memoria y de los hechos, podemos ver cómo se sigue votando a partidos sin tomar en consideración los casos de corrupción, mala praxis, promesas incumplidas etc, que se producen, ya que hay un cierto apoyo incondicional”.

Graciela Suárez Fuenmayor, psicóloga de Grupo Laberinto, confirma que los votantes tenderán a votar a los candidatos a los que ellos afirman que se parecen. En cuanto a las variables sociodemográficas, afirma: “Hay muchos estudios que demuestran que los votantes que pertenecen a un nivel socioeconómico alto tienden (no es determinante) a votar a partidos conservadores y los niveles socioeconómicos bajos a partidos más progresistas”.

Dentro de los cinco grandes modelos de personalidad, dos han demostrado ser predictores de comportamiento electoral. La personalidad “responsable” (que incluye las facetas: autodisciplina, deliberación, necesidad de éxito, sentido del deber) es una de ellas. “Altas puntuaciones en este rasgo, es decir, personas que son escrupulosas, puntuales, fiables, voluntariosas y decididas, suelen votar a partidos que se acercan más a la derecha”, afirma Suárez Fuenmayor.

Un psiquiatra consultado apunta a otros rasgos que perfilan la identidad política del votante de derechas: mayor tendencia a la rigidez cognitiva (que es la consecuencia de la falta de flexibilidad mental); la intolerancia a la incertidumbre o una menor tolerancia a la ambigüedad, también llamado Need for closure o necesidad de cierre, es decir: la necesidad del individuo de obtener una respuesta firme y directa, así como la aversión hacia la inseguridad.

En su opinión, el votante de derechas es más temeroso y evitativo, no está demasiado abierto a la novedad y en paralelo,  manifiesta una mayor tendencia al orden. Personas discretas, familiares y por lo general corteses. Este grupo busca activamente la tranquilidad y la estabilidad y su apertura a nuevas experiencias es escasa.

En cuanto a la edad, Grupo Laberinto -como Churchill- sostiene que a medida que aumenta la edad se vota de forma más conservadora, lo que cuadra también con la perspectiva psiquiátrica, donde la personalidad se va rigidificando a medida que cumplimos años.

La práctica religiosa es un importante predictor, por supuesto. Mientras mayor sea la práctica religiosa, se suele asociar a votar más a derechas (partidos más pro familia tradicional, provida) y a la inversa.

En cuanto al votante de izquierdas y los 5 grandes rasgos de personalidad, en opinión de Graciela Suárez Fuenmayor, el rasgo de personalidad «apertura» (que incluye curiosidad intelectual, sensibilidad estética, atención a los sentimientos, preferencia por la variedad) es el que caracteriza a las personas que se acercan más a estos partidos políticos.

Personas con altas puntuaciones en apertura -explica- “están interesadas en el mundo exterior y en el interior y sus vidas se enriquecen a través de nuevas experiencias; se permiten experimentar las emociones tanto positivas como negativas más fuertemente”.

Desde la psiquiatría dicen que “los votantes de la izquierda son más empáticos, tienen mucha más tolerancia a la incertidumbre, aunque también mayor necesidad de aprobación y tienden a hacer más sobre-idealizaciones: están más volcados en el yo ideal (país ideal…) que en el yo real”.

La idealización de amigos, de una formación política o ideológica, por ejemplo, representa protección, pero sobre todo garantiza una identidad que no alcanza a desarrollar un individuo por sí mismo. En estos casos el peligro lo representa la ciega aprobación convertida en necesidad, donde cobra sentido el viejo lugar común: “O estás conmigo o estás contra mí”.

También opinan que en la personalidad de izquierda “hay más buscadores de sensaciones”. Yo les explico amigues. El buscador de sensaciones es una persona impulsiva e inconformista, atractiva, creativa, vital, que necesita constantemente emociones novedosas, y arriesgadas, física social y laboralmente para estar bien. Su opuesto son, cómo no, los conservadores.

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