El melón de Garzón

El melón de Garzón
El melón de Garzón

El alejamiento de la realidad de los ministros comunistas es cada vez más evidente. Ellos no padecen los rigores de a inflación, no tienen problemas para llegar a fin de mes (todo, incluso a vivienda y sus gastos, transporte, restaurantes, etc…) y, por ello, ignoran el precio de los alimentos y su insoportable carestía para millones de familias españolas.

No es sólo una declaración absurda; representa algo más: un modo de entender la sociedad y el ejercicio de la vida política.

Ahí tienen al ministro de Consumo, un tal Alberto Garzón, que ha recomendado a la clientela que consuman melón merlón y frutas a gogó. Olvida el ágrafo ex secretario general del Partido Comunista, que el melón ha subido un 180%, la sandía un 145% y las verduras otro tanto. ¡Ahí tienen al muchacho! ¡Con un par! Fiel al estilo castrista a la hora de perorar y no dar.

El problema de la izquierda española estriba en esto: no vive como predica. Que tiene un doble o triple discurso., Uno para la “gente” y otros para ellos mismos. Y de ello se han percatado ya una mayoría de ciudadanos conscientes que no transitan por la vida con orejeras. Garzón es una pequeña muestra de ello. Los principios de la izquierda caduca y fracasada se tragan mucho mejor desde el poder. Se predica la lucha contra el fraude fiscal, pero su partido, izquierda Unida, aparece como moroso ante a Agencia Tributaria. Se aconseja dejar a un lado el consumo de carne, pero que no falten las barbacoas repletas de ternera. Suma y sigue.

Garzón se ha quedado con el melón y la sandía. En su mesa la sirve el gran capo de los neocomunistas que, además, también es Secretario de Estado para la llamada Agenda 2030. Se llama Enrique Santiago y tiene mucho peligro. Es el estratega y el íntimo amigo de Pablo Iglesias, el hombre que mueve todos los hilos en la ultraizquierda rampante.

Garzón, el pobre, sólo se ha quedado con medio melón (gratis) y un cuarto de sandía.

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