Mariano Cebú Rajoy

Mariano Cebú Rajoy

El Bos taurus o cebú es una subespecie de bovino originario de Pontevedra, siendo también símbolo de dudosas fuerzas cósmicas. En la emblemática medieval aparece emparejado a la paciencia y al espíritu de sacrificio. Lo malo es que, como tira del carro de la luna, no hay quien le disocie de la oscuridad. Su falta de alegría y su propensión a desaparecer de la escena política cuando no hay elecciones, hace que sus actuales y continuos mugidos repletos de ilusión sorprendan tanto en tiempos de campaña, pues quienes no sabían nada de tal cebú desde Navidades, desde aquellas doradas noches en que le vieron y oyeron rumiando y jaleando promesas en el portal de Belén, le daban por un animal, sino extinto, en un muy serio estado agónico coronado por un collar de pimientos de Padrón a punto de descomposición.

No falten los deseos de una larga vida en paz para este armonioso bóvido, que ya inclinó la testuz para recibir el yugo de muchas corrupciones sobre su conciencia y que le protestan las ancas tras desgastarse en la senda agreste del poder. Mariano Cebú merece un plácido retiro y ceder el paso a Cristina Cifuentes, emblema de claridad y valentía, la única diosa política que jamás tuvo la banda que preside. Un Cebú hecho trizas debe emplearse en el pastoreo o en practicar el suave senderismo al que invita la belleza galaica. Todo menos seguir dándonos la murga con sus gaitas y mugidos. Este hombre hizo cuanto pudo por el país rescatándolo de la ruina socialista que hubo de heredar. Por tanto su misión está cumplida. Despidámoslo educadamente: los conservadores como don Cebú defienden con demasiada energía sus viejos errores. Y eso gasta y desgasta hasta decir basta. Además de su inexistente simpatía, con la cual se ceba el cívico deporte de insultar a los presidentes. Sin embargo, por manso que parezca tan fatigoso bóvido, aún embiste cuando menos te lo esperas.

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