El manifiesto
Una vez convocada la concentración ante la Delegación del Gobierno, el 4 de mayo, para pedir la dimisión de Pedro Sánchez, me llamaron desde Societat Civil Balear, pidiendo que escribiera el texto a utilizar como manifiesto para ser leído al concluir el acto. Así lo hice y fue aprobado en su totalidad. Es importante subrayar que esta concentración llegaba diez meses después del acceso al poder autonómico del centroderecha en las elecciones el 28M del año pasado. Acudí en plan curioso sin más a la concentración, comprobando una asistencia moderada que, por supuesto, va a ser utilizada por la extrema izquierda de manera impúdica para descalificarla. Pero el hecho cierto es el respiro que vive la sociedad al haber expulsado, por completo, a la extrema izquierda de las instituciones baleares en su conjunto.
Una circunstancia que no debe llamarnos a engaño, porque toda la tropa de extrema izquierda se ha montado un teatrillo para señalar a cualquiera que señale la deriva del actual Gobierno de España como «máquina de fango» y extrema derecha y con apelaciones a salvar la democracia que esconden en realidad la cara falsaria de la progresía, con la esperanza de abrir grietas en la opinión pública. Atendiendo al hecho, cierto, de que bien me consta que mis escritos son leídos en abundancia, les dejo el texto del manifiesto para que llegue sin intermediarios a la opinión pública, que es la destinataria de un mensaje, alertando sobre la pérdida de libertades que se avecina.
Así pues, les dejo con mi encargo de manifiesto, con la esperanza de que a pesar de las intoxicaciones de la extrema izquierda, PSIB-PSOE incluido, puedan tomar en conciencia sus propias conclusiones, si así les parece.
Pues, vayamos con ello, que así se lo cuento y así lo he relatado. Léanlo:
Nos enfrentamos más que nunca a la imposición del pensamiento único por la vía de ese «punto y aparte», pronunciado por el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, el pasado lunes 29 de abril. Un «punto y aparte» que encierra gravísimas amenazas encaminadas a silenciar voces críticas con la coalición de socialistas, comunistas, independentistas y herederos de la banda terrorista ETA. Una coalición que apoya al Gobierno central y que por su naturaleza antisistema, es en sí misma una anomalía en los gobiernos de la Unión Europea, y lo más preocupante, con mayoría en el Congreso de los Diputados y la perniciosa complicidad de Francina Armengol, incapaz de ejercer honorablemente la neutralidad institucional, para imponer leyes contrarias a la libertad de expresión e igualmente, contrarias al imperativo democrático de la independencia del Poder Judicial.
Todo ello apoyándose en un relato que acusa de extrema derecha a todo lo que no se ajuste a los deseos y las intenciones de esta coalición anómala.
El presidente Sánchez lidera una peligrosa deriva que no respeta las líneas rojas de la ética política y que ahora se pretende acelerar prostituyendo los valores constitucionales: poner en serio riesgo la Monarquía Parlamentaria y, además, tensar al máximo la convivencia entre españoles.
Desde su llegada al poder el año 2018, esta coalición que lidera la extrema izquierda ha venido aprobando una serie de leyes que han causado alarma social o bien estaban dirigidas a tergiversar nuestra historia reciente. En la presente legislatura Pedro Sánchez ha levantado un muro de intransigencia con la intención de hacer muy difícil la alternancia en el poder, intoxicando a la opinión pública a través de unas consignas que son aireadas sin tregua, por unos medios de comunicación afines y subvencionados con dinero de todos los españoles. Insistimos: de TODOS los españoles.
Una legislatura que arrancaba sin reconocer la victoria del partido ganador de las elecciones del 23 de julio e iniciando de inmediato negociaciones al objeto de reeditar el Gobierno Frankenstein, aunque debido a la pérdida de escaños se impuso entonces pactar una fraudulenta Ley de Amnistía, para asegurarse los siete votos de Junts, pese a que ellos mismos antes de saber el resultado de las urnas la calificaban de inconstitucional. Una Ley que en el caso de salir adelante, supondrá el fin del Estado de Derecho, al eliminar el principio sagrado en democracia de que todos somos iguales ante la ley.
También, en este primer año de legislatura, ha salido a la luz una trama de corrupción que afecta directamente al PSOE, al propio Gobierno, incluso al entorno del presidente Pedro Sánchez. No son bulos, señor Sánchez. Son datos objetivos y debidamente contrastados, como lo demuestra la apertura de sumarios judiciales e incluso la investigación ya iniciada por la Fiscalía Anticorrupción de la Unión Europea. No se atreva a llamarnos fachosfera.
Los españoles, todos, sea cual sea su ideología, no merecemos depender de un Gobierno construido sobre una gran mentira que explotaba días pasados con la inmensa tomadura de pelo de un presidente necesitado de cinco días de reflexión, simplemente para jugar al engaño. Los españoles no necesitan un «puto amo», como ha definido a Sánchez su ministro de Transportes. Lo que necesitamos es a una persona decente, capaz de regresar a España a su prestigio internacional y asimismo capaz de frenar la crisis económica que mantiene a miles y miles de familias en el umbral de la pobreza.
Hemos de ser conscientes de que si la sociedad civil se muestra incapaz de frenar tanta deriva totalitaria, acabaremos sojuzgados por una dictadura de extrema izquierda, regresando a las repúblicas democráticas socialistas del siglo XX que tanto dolor causaron en Europa. Hagamos valer nuestra voz y digamos, ¡BASTA YA! Porque, de lo contrario, habremos perdido aquellos valores que antes de la deriva suicida de socialistas, comunistas y el resto de partidos antisistema nos habían señalado el camino hacia la libertad.
La ciudadanía hoy más que nunca tiene el compromiso ético de levantar su voz y decir ¡BASTA YA! Un Gobierno corrupto, que utiliza su poder para ocultar a la opinión pública el robo sistemático de los bienes comunes, no está capacitado para gestionar España. Su momento ya se ha acabado. Es la hora del cambio. Es la hora de expulsar a Pedro Sánchez de Moncloa.
No tengo nada más que añadir. Todo queda dicho y apelo a su conciencia.