La mala fe contra Casado no puede quedar impune
Carmen Rodríguez-Medel debe llegar hasta el final para averiguar si la élite política que mangonea la Universidad Rey Juan Carlos ha actuado de mala fe contra Pablo Casado. La magistrada titular del Juzgado de Instrucción Número 51 de Madrid tiene entre sus manos la posibilidad de restituir el daño que han tratado de hacerle a la figura del político del Partido Popular. Más ahora que la Rey Juan Carlos ha admitido en una nota interna que les ofrece OKDIARIO que ocultó información al juez. Un hecho inaceptable que incurre en lo delictivo y que Rodríguez-Medel ha de escrutar hasta las últimas consecuencias.
Esta jueza tiene la posibilidad de devolver mediante el mandato de la justicia parte del prestigio perdido por un centro educativo donde, al margen de las manzanas podridas y los intereses espurios, convergen profesionales de máximo nivel y estudiantes que realizan un trabajo abnegado para mejorar su formación y experiencia. Resulta inaceptable que ciertos centros públicos de educación puedan convertirse en reinos de Taifas donde sus jerarcas actúan con total impunidad y sin ajustarse a ningún tipo de comportamiento ético. En una maniobra maquiavélica, han tratado de racionar la información ante la justicia para dañar a Casado.
Sólo cuando se han visto en evidencia ante la actuación precisa y transparente del político, han remitido toda la información que tenían. Una manera de obstruir el correcto desempeño de la justicia que sólo puede tener dos causas: o son muy chapuzas o son muy malintencionados. En ambos casos, por acción u omisión, esta manera de proceder ha colocado una sombra de duda sobre Pablo Casado, que en ningún caso lo merecía a tenor del comportamiento que ha demostrado hasta ahora. Una actuación firme y exhaustiva de la justicia será la mejor noticia para todos. También para una Universidad necesitada de ejemplo, regeneración y tabula rasa.