La lucha por el PP de Madrid

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Entre las cuestiones internas de las derechas que más atención concitan estos días, destaca la disputa sobre si la presidenta de la Comunidad de Madrid debe ser a la vez presidenta del PP en la región. Ella se postula, su antecesora Esperanza Aguirre la defiende, y los rumores nos hablan de las hipotéticas pretensiones del alcalde de la capital para ser presidente regional del PP.

La cuestión es más compleja de lo que parece. Históricamente, Aznar decidió que la dirección nacional no se metería en los PP de cada región, dejando que los barones mandaran en lo suyo a cambio de que no interfiriesen en la política nacional. En aquellos felices noventa, el barón de Madrid era Alberto Ruiz-Gallardón. Pero a diferencia de lo que ocurría en los demás PP, en el de la Comunidad de Madrid, el barón no fue presidente del partido: se instaló una bicefalia tipo PNV (con mucha más discreción del presidente del partido) en la que el partido lo presidía otro. Algo, por otra parte, nada extraño en la tradición regional, donde el líder de AP primero y el PP después en Madrid no era el candidato a la autonomía (Gallardón), sino Luis Eduardo Cortés, a quien sucedió para varios años Pío García- Escudero. En dicha situación de bicefalia, el PP de Madrid ganó todas las elecciones en la región durante más de diez años. Luego llegó una nueva época de triunfos en la que la presidenta regional (Esperanza Aguirre) lo fue también del partido a vista, ciencia y paciencia, sin oponerse, de Mariano Rajoy. Llegada su dimisión, Génova retomó la bicefalia.

Lo que ahora se plantea, por tanto, no es nuevo. La pretensión de Ayuso es razonable, y equiparable al PP del resto de España. Pero la posición de quienes quieren bicefalia, tampoco es descabellada. Pues si bien es cierto que desde la caída del aguirrismo los resultados no han sido como antes (como resalta Esperanza), no lo es menos que la bicefalia pre-Aguirre permitió los mencionados diez años de victorias consecutivas (algo que Esperanza obvia).

Siendo ambas posiciones razonables, el modo en que Esperanza ha irrumpido en el tema, llamando “niñatos” y “chiquilicuatres” a personas de la dirección nacional y del entorno del alcalde, es de muy mal estilo. Sobre todo si tenemos en cuenta que a dichos “niñatos” los amamantó ella con carguitos varios, en ocasiones desplazando a los líderes locales de toda la vida de los municipios, y en muchos casos interrumpiendo los estudios de los “niñatos” (para quejarse ahora de que han estudiado poco).

Lo normal será que la cosa termine en un liderazgo de Ayuso con media ejecutiva nombrada desde la dirección nacional. Pero más allá de eso, habría que plantearse una solución justa para Almeida, en caso de que quiera algo en el PP de Madrid, y aquí la propongo:

Por los estatutos del PP, en Madrid (y en otros grandes municipios) no existe un presidente del PP de la ciudad. Existen presidentes de cada organización de distrito del partido, pero no un presidente municipal. Los Estatutos del partido siempre han querido dividir la ciudad en tantos PP  como distritos, de modo que nunca hubiere frente al presidente regional nadie con tanto peso como tiene el municipio de Madrid en la región. Así, en Madrid hay 21 presidentes municipales del PP. Algo injusto con toda la militancia de Madrid capital. En el futuro seguramente habría que cambiar esos estatutos, y el presidente del PP-CAM debería pasar por que exista un presidente del PP-M. Sería el reflejo justo en el partido del peso de la ciudad en la región.

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