¿Lo más grave del Barça es Sostres?

¿Lo más grave del FC Barcelona es Sostres?

Salvador Sostres, personaje que no es de mi agrado desde que escribió en el diario Avui un artículo lamentable (Hablar español es de pobres) en el que decía que el castellano era una lengua de «horteras y analfabetos», se ha convertido, por lo que se ve, en uno de los principales problemas del Barça. Y es que Joan Laporta ha anunciado una querella contra este columnista por un escrito en su blog en el que narraba el comportamiento del presidente azulgrana en el palco del Bernabéu durante el último clásico copero. En dicho escrito también hacía algunas insinuaciones sobre la empresa turca que ha sido escogida por Laporta para reformar el Camp Nou.

Por supuesto, el presidente culé es muy libre de acudir a los tribunales si considera que su honor ha sido manchado. Aunque sorprende que, en un Barça inmerso en un torbellino de mala reputación por sus pagos a Enríquez Negreria, que ha sido eliminado dos veces en Europa y que se ha endeudado de manera espectacular, el mayor problema sea lo que dice Sostres. Suena a cortina de humo, y a seguir ampliando la nómina de ‘enemigos’ que forman parte de la ‘conspiración’ que se está inventando Laporta para intentar tapar el escándalo de la pasta pagada al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros.

Aunque lo que me tiene realmente mosqueado es la ausencia de oposición contundente y real a Joan Laporta. En un club como el Barça, que cada vez que perdían tres partidos seguidos surgían tres plataformas opositoras, dos grupos de opinión y media docena de precandidatos a la presidencia, es muy raro que apenas nada se mueva. Con un Barça arruinado, que lleva años sin hacer nada destacable en Europa –que es lo que realmente da dinero–, que sigue gastando a espuertas, que ha escogido como contratista a una empresa que incita a la sospecha por presentar una oferta que suena a irrealizable es muy raro que nadie se esté postulando para sustituir a Laporta. De acuerdo que la mano de Jaume Roures es muy alargada, y que en una burguesía tan cobarde como la catalana no ha de ser fácil encontrar voluntarios para enfrentarse al auténtico mandamás del Barça.

Pero el botín es tan grande, dada la omnipotencia y la omnipresencia del club culé en la sociedad catalana, que es sorprendente la timidez de la oposición a Laporta. Me temo que todos los que podían aspirar a dirigir el Barça ven que la conversión en Sociedad Anónima Deportiva es inevitable dada la deuda galopante que tiene, y que a nadie le apetece pasar a la historia como el que vendió el Més que un club a un fondo de inversión o a un banco extranjero. Además, el caso Negreira puede motivar la exclusión del Barça de competiciones europeas –lo que aceleraría aún más la transición hacia la S. A. D.–, y el aluvión de noticias negativas que salen cada semana sobre las ramificaciones del caso motiva un «que se coma Laporta ese marrón».

La falta de oposición a Laporta es el síntoma más claro de que el Barça ahora mismo no es un club apetecible y que se ha convertido en una pesadilla casi imposible de gestionar. Cuando llegue el momento de la conversión en Sociedad Anónima es cuando veremos la aparición de diversos prohombres culés luchando por tener la mejor parte del pastel. Porque el Barça va a seguir siendo la pieza imprescindible para dominar la sociedad catalana, tanto la nacionalista como la que no lo es, porque a pesar de su apuesta por la estelada, el club azulgrana sigue conservando, de manera inexplicable, una gran capacidad de atracción sobre muchos catalanes que no son separatistas. No olvidemos que el procés tuvo como uno de sus motores impulsores los triunfos del Barça de Guardiola y Messi que hizo pensar a muchos que la Cataluña del nacionalbarcelonismo era «mejor» e «imparable». Pura filfa, pero nunca desestimen el poder de la propaganda culé: muchos barcelonistas siguen pensando a día de hoy que el Barça es un club perseguido por el colectivo arbitral.

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