Lo del cura independentista y la fallecida

cura independentista

Estos son los hechos. Y son irrefutables. Dolores Bastida Navarro, 95 años, falleció hace unos días en la localidad de Cardona (Barcelona) y había dejado dicho que deseaba ser enterrada junto a su marido en la misma población catalana.

Asimismo, había sido tajante en sus últimas voluntades: su funeral debía celebrarse en castellano. Fueron los dos últimos deseos de la finada.
Pues bien, el cura de la parroquia, un tal Carles Pubill, pese a las sucesivas advertencias de la funeraria y de la propia familia, se negó a que el rito religioso católico de despedida de una creyente se llevara a cabo en el lenguaje que había reiteradamente pedido. Esta es la información constatada y contrastada con la hija de la señora Bastida. A partir de ella, el comentario.

No hay nada más universal que lo “católico”. Que no significa otra cosa que “universalidad”. El cura Pubill debería seguir el mismo camino que el obispo Novell, aunque por distinto motivo. Al ex bisbe le honra que haya dejado la sotana con ribetes colorados y el bonete rojo por amor; al tal Pubill, declarado secesionista, firmante de aquel manifiesto proindependencia, tendría que ser suspendido a divinis no por ello, sino porque ha puesto en tela de juicio uno de los principios básicos de la Iglesia fundada por Jesús de Nazaret. Me importa una higa que un clérigo se conduzca como un ser de las cavernas cuando está fuera de su parroquia y en el ejercicio de su ministerio sacerdotal. Lo que preocupa, al menos para un creyente, es que un sacerdote “católico” utilice el poder que la propia Iglesia de Roma ha puesto en sus manos, para hacer política casposa y feudal. Mucho más si ello divide a sus feligreses que acuden a su parroquia en busca de encontrar salidas a su fe religiosa.

¿No tiene nada que decir el cardenal Omella, tan solícito en los llamados de su amigo Junqueras? ¿Tampoco informa de ello Cope/Trece, cuyo dirigente supremo, es decir, Fernando Giménez Barriocanal, es el mismo que echó a docenas de profesionales de esos dos medios porque, sencillamente, opinaban sobre el proceso soberanista catalán? ¿Se habrá enterado de ello el Papa Francisco que tanto celo exhibe (con toda justificación evangélica) cuando se trata de denunciar la opresión de minorías? Sobre Trece y su muchachada deberían preguntar los señores obispos a los feligreses que depositan sus óbolos.

No es la primera ocasión que estas cosas ocurren en aquel territorio… y en otros. ¿Se pueden sorprender los señores obispos y sus cuates de que cada día menos contribuyentes sellen la x en la casilla destinada a la Iglesia Católica?
¡Mare de Déu!

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