Les insultan, les ningunean y, encima, tratan de engañarles

La ministra de Fomento, Raquel Sánchez, aceptó reunirse con la plataforma que lidera los paros de los transportistas un día después de acordar con la patronal una serie de medidas que verán la luz en breve y que, en ningún caso, satisfacen las expectativas de los trabajadores en huelga. En realidad, la reunión con la plataforma no era más un gesto para la galería, porque el Gobierno ya había anunciado que no habría más concesiones. En estas circunstancias, los paros continuarán, porque lo único que aportó la ministra fue el compromiso de que en varios meses se garantizaría que los transportistas no trabajaran a pérdidas. Eso y nada es lo mismo. El Gobierno socialcomunista sigue sin entender que la solución al problema que sufre este colectivo, igual que el de los agricultores, ganaderos o pescadores, es que lo que reciben por su trabajo no cubre los costes. Y eso no se arregla con parches, sino con un plan estructural que vaya a la raíz del problema.
Los transportistas en paro tienen razón, porque además de ser insultados y arrinconados absurdamente por el Ejecutivo, la única reunión que han mantenido con la ministra no ha sido más que el último capítulo de engaños a los que no tiene acostumbrados Pedro Sánchez. De no recibirles bajo ningún concepto, el Gobierno pasó a recibirles para decirles que no había mucho más que decir. No es de extrañar, pues, que los paros continúen, porque en estas circunstancias lo que está haciendo el Gobierno es jugar con el pan de miles de familias. Los camioneros están que trinan y no les faltan motivos. Todo ha sido un despropósito desde el principio. En las dos semanas de paros se han perdido miles de millones de euros y Pedro Sánchez sigue sin entender que lo que reclaman los transportistas es, simplemente, poder vivir de su trabajo. No parece una reivindicación desmedida. Así que burlas, ninguna.