Jimmy Giménez-Arnau: su boda fue la primera que se pagó
Lo desagradable de cumplir años es que cada vez te vas sintiendo más solo. Si observas la fotografía de fin de curso del colegio o la orla de fin de carrera, te das cuenta que, desgraciadamente, muchos de aquellos compañeros de tu misma edad en las fotos, ya no están.
Esta semana y en el espacio de 48 horas, dos viejos amigos, Luis Ortiz y Jimmy Giménez-Arnau, se han marchado con una diferencia de un día, dejando un recuerdo imborrable. Con el primero, fallecido el 16 de septiembre a los 80 años, compartí mis mejores días de vacaciones en las décadas de los 70 y los 80 en Marbella. Él y su esposa Gunilla von Bismarck eran los reyes de la jet set internacional. Y con Jimmy Giménez-Arnau, desaparecido al día siguiente, tras cumplir 81 años, el 14 de septiembre, compartimos experiencias profesionales, ya que, como yo, era periodista.
Esta profesión y la amistad que nos unía, me obligó a participar en «la venta», o «el pago», mejor dicho, de la primera boda que se mercaba en la historia de la prensa española. Este hecho si no acabó con nuestra amistad, sí la interrumpió durante un tiempo, por los motivos que cuento hoy.
Fue en un calurosísimo mes de agosto de 1977, exactamente el día 1, que era lunes. Me encontraba en mi despacho de la revista ¡Hola!, de la que era redactor-jefe, cuando recibí una llamada telefónica de Jimmy Giménez-Arnau, desde un bar situado en la calle Miguel Ángel, frente por frente a la revista. Le urgía hablar conmigo para proponerme un negocio: la venta de su boda con María del Mar Martínez-Bordiú, conocida como Merry, 12 años más joven que él y que se celebraría, dos días después, exactamente, el 3 de ese mismo mes. Quería negociar la exclusiva de la boda, y me pidió ¡¡¡cinco millones de pesetas!!!, que, en aquella época, era muchísimo dinero.
Como yo sólo era el redactor jefe, me limité a trasladar al director de ¡Hola!, Antonio Sánchez Gómez, la pretensión de Jimmy.
Pero el tema de que alguien pretendiera negociar un acto tan íntimo y personal como su boda no le agradaba. Ni poco ni mucho ni nada. Por entonces no había precedentes. Por ello, lo consideraba inmoral. Años después, su hijo, Eduardo, llegaría a pagar millones no sólo por bodas, sino por fotografías en topless de Diana para que no se publicaran. Guardadas deben estar, junto a otras, en el cajón de los recuerdos.
Pero lo de Jimmy era diferente. Se trataba de la boda de la nieta de Franco, que en ¡Hola!, tal familia era sagrada. Y, lógicamente, se tenía que publicar. Por este motivo y aunque el chalaneo no le agradaba, hizo una contraoferta. Pagaría no los cinco millones que Jimmy pretendía, sino… ¡un millón! Ni una peseta más.
Cuando le trasladé al compañero la oferta de ¡Hola!, su reacción fue gamberra, deslenguada y agresiva. Y aceptó, aunque luego fue pregonando que yo era un miserable porque le había regateado el dinero que pedía. Durante un tiempo, me negó hasta el saludo. Y aceptó porque sabía que su boda tenía que publicarse en ¡Hola!, sí o sí, y no en otra revista.
Luego él daría otra descabellada y alucinante versión: «Mi boda la compró ¡Hola! El que negoció con la revista fue Francis Franco, que se quedó con cinco millones porque le dieron…. seis. Yo sabía que me había estafado. Eso lo supe mucho tiempo después. Merry y yo sólo recibimos de Francis un millón de pesetas. Le di medio millón al fotógrafo y Merry y yo nos gastamos el otro medio millón en cosas» (así se escribe la historia). Y es que así era Jimmy.
La boda fue portada del número 1.321 de aquel mes de agosto, del que se vendieron ms de un millón de ejemplares. No por el novio, sino por la novia, la nietísima de Franco.
La boda
El 3 de agosto de 1977 contraían matrimonio en el Pazo de Meirás, la tercera de las hijas de los marqueses de Villaverde, nada más cumplir 21 años de edad, con Jimmy Giménez-Arnau, periodista de 33.
El matrimonio duró escasamente dos años, ya que Merry y Jimmy decidieron separarse en 1979, cuando la hija acababa de cumplir 10 meses.
Casi al mismo tiempo, llevaba a cabo los trámites de separación matrimonial María del Carmen Martínez-Bordiú Franco, la nieta mayor del Caudillo que se trasladaría a París junto a su nuevo amor, Jean Marie-Rossi, con quien se casaría más tarde. Mientras, su marido Alfonso de Borbón y Dampierre permanecía en Madrid con sus hijos Fran y Luis.
Ante los tribunales
Con gesto serio y entristecido, acompañado por su abogado Pérez Peña, Merry Martínez-Bordiú Franco llegaba a los juzgados de la madrileña plaza de Castilla. Allí ya se encontraba su ex marido Jimmy Giménez-Arnau, también acompañado de su abogada, Trinidad García del Nero. Ambos estaban pleiteando jurídicamente por la custodia de su hija Leticia. ¿El motivo? Merry no cumplía con lo estipulado por el juez en lo referente a las visitas que Jimmy, como padre, podía hacer a su hija.
Una vez finalizadas las comparecencias ante el juez, Marry se negó a hacer cualquier tipo de comentarios, mientras que Jimmy, por el contrario, se brindó a aclarar lo siguiente:
«Sencillamente, he tenido que llevar a Merry a los tribunales para hacer prevalecer mis derechos como padre de Leticia por la fuerza, ya que en estos momentos, y lamentablemente, entre Merry y yo no existe el menor diálogo».
El juez sentenció favorablemente para que Jimmy pudiera reunirse con su hija y ésta con su padre. «Luego ella eligió no verme. Yo lo respeto. No puedo hacer nada». Jimmy Giménez-Arnau culpó a Merry de la inexistente relación con su hija. Aseguró que todo era por venganza. Nunca supo donde vivía. «Ni me importa. Espero que le vaya bien y no tengo nada que comentar. Pero su madre no hacía caso a la sentencia de los juzgados», declaró en 2022. «Ella ha elegido no verme y yo lo respeto».
Treinta años después de su ruptura con Merry, se enamoró apasionadamente de Sandra Salgado, una periodista 35 años más joven que él. Ha sido el gran amor de su vida. Se conocieron en 2007 durante una entrevista en el programa Salsa Rosa de Telecinco. En 2013 se casaron.
Y de forma inesperada recibí la noticia de su fallecimiento. Otro que se va.
Chsss
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