Inundaciones: Sánchez, más ayudas y menos postureo

La presencia de Pedro Sánchez en las zonas devastadas por la gota fría en el Mediterráneo sería perfectamente lógica si las promesas de ayudas públicas hechas sobre el terreno por el jefe del Ejecutivo en funciones se hicieran realidad. Cuando está a punto de cumplirse un año de las riadas que costaron la vida a 13 personas en Baleares, además de arrasar viviendas e infraestructuras, los afectados no han visto un sólo euro de los 20,1 millones anunciados en su día por el Ejecutivo socialista.
La visita del jefe del Ejecutivo a los lugares afectados por las tremendas inundaciones no puede quedarse en una mera imagen de aparente preocupación y solidaridad con las miles de personas que lo han perdido todo, porque lo que demandan las víctimas del temporal no es tanto la presencia de los responsables públicos en la zona, sino el cumplimiento de las ayudas. El Gobierno no ha convocado ni siquiera la línea para solicitar las ayudas prometidas, pese a que aprobó un Real Decreto de medidas urgentes el pasado mes de enero y en marzo el Consejo de Ministros acordó el crédito extraordinario.
«Vamos a estar ahí», repite Pedro Sánchez cada vez que aparece ante los medios de comunicación visitando las zonas devastadas. Visto que pasan los días y las ayudas no llegan, cabría preguntarse por qué el presidente en funciones es tan rápido para fotografiarse en el lugar de la tragedia y tan lento a la hora de cumplir con sus promesas.
San Llorenç, Artà, Son Servera y Manacor fueron las localidades mallorquinas que más sufrieron las inundaciones de hace casi un año. El Ejecutivo de Pedro Sánchez se comprometió a sufragar la mitad del coste de reparación o restitución de las infraestructuras dañadas: 20,1 millones. Todavía siguen esperando. Cabe esperar que las promesas de Sánchez del pasado fin de semana no se demoren tanto, aunque los precedentes no invitan precisamente al optimismo.
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