Hablando en plata… y otras materias primas
Durante el Atlas 400, una conferencia a puerta cerrada de inversores de materias primas, el consejero delegado de una de las grandes mineras de plata pronosticó que el precio podía llegar a $136/onza cuando, en el presente, está alrededor de $16.25/onza. En cambio, Warren Buffet ha dicho varias veces que no entiende el invertir en materias primas. Según dijo en la CNBC, en su opinión, uno las compra con la esperanza de que llegue otro y le pague más en un futuro por la misma materia prima. El inversor ha matizado que una acción, por el contrario, genera beneficios provenientes de sus operaciones y estos son transferidos a los accionistas a través de revalorización y dividendos. Analicemos las dos posiciones. Lo que Buffet parece no entender es que las materias primas sí generan beneficios. Las materias primas tienen dos fuentes de beneficio.
Una es la inflación. Las materias primas, principalmente el oro y la plata, protegen de la devaluación del dinero. En términos muy simples, si el euro cae un 50% porque hay hiperinflación del día a la noche, el oro y la plata preciados en euros subirán por lo menos un 50%. Ningún gobierno o banco central puede devaluar el oro o la plata. Dos, las materias primas “consumidas” tienen que ser reemplazadas por otras, las cuales tienen una oferta limitada. Si la demanda supera a la oferta, la materia prima obtiene una “prima de escasez” que sería el equivalente a los beneficios de una empresa. Puede ocurrir que aparezcan tecnologías que aumenten la oferta de una materia prima y disminuyan la demanda, como ha ocurrido en el petróleo. Esto causa una “prima de exceso” que es igual a pérdidas corporativas.
No obstante, la “prima de exceso” no es el caso de la plata. Para 2017, el banco HSBC prevé que la demanda de plata supere a la oferta en 132 millones de onzas. Según datos de Thomson Reuters lleva al menos desde 2006 en déficit de oferta. Y es que la plata no sólo se usa en joyería, sino en muchas más industrias como la solar, medicina, semiconductores, fotografía y hasta purificación de agua, entre muchas otras. Adicionalmente, tiene demanda por inversión para aquéllos que quieren protegerse de la inflación o shocks geopolíticos. Sin embargo, esta materia prima sólo se ha revalorizado en un 25% en los últimos 10 años —se revalorizó un 250% de 2008 a 2011 y luego perdió casi la totalidad de su ganancia—. Obviamente, según estos datos, se tendría que haber revalorizado mucho más, ya que la “prima de escasez” debería generar mayores rentabilidades cada año a un 2,5%.
La razón principal de esta escasa rentabilidad es la falta de confianza. Entre 2010 y 2011, la plata también tenía todos estos factores a su favor, además, había advertencias de que la masiva impresión de dinero de los bancos centrales iba a crear hiperinflación. Esto llevó a los inversores en masa al oro y, sobre todo, a la plata. El oro llegó a los $1923/onza y la plata a los $49.93/onza. Cuando la hiperinflación no llegó, la burbuja estalló. El oro se depreció hasta los $1045/onza y la plata a los $13.62/onza. Mucha gente perdió mucho dinero. Desde ese punto, los mercados bursátiles, sobre todo USA y Japón, sufrieron menos volatilidad; los inversores se olvidaron del oro y “marginaron” a la plata. En el presente hay razones para el optimismo en el precio de la plata. Según Thomson Reuters y su World Silver Survey, la producción de plata llegó a máximos en 2015-2016 y ahora está en declive. Según la misma fuente, la demanda de plata romperá su récord histórico en 2017. En algún momento, esta “prima de escasez” tendrá que ser observada por los inversores y la plata recuperará toda “la prima” que le ha sido negada en estos últimos 5 años por haber estado en una burbuja que explotó. Es probable que no llegue a $136/onza como dijo el consejero delegado de la minera, pero es muy factible que invertir en plata al presente precio sea mucho mejor inversión en los próximos 5 años que comprar acciones de la bolsa americana… según la recomendación de Buffet.