La Guardia Civil, harta de la Iglesia vasca, pide amparo al Papa

La Guardia Civil, harta de la Iglesia vasca, pide amparo al Papa

Cómo será la situación que la asociación de la Guardia Civil que engloba a la mayoría de generales y altos mandos, APROGC, cansada de las «humillaciones» de los sacerdotes de la Iglesia vasca a las víctimas de ETA, ha remitido una carta al Papa Francisco en la que señala que «la historia de lo que ocurrió en estos años no deja en buen lugar a la Iglesia vasca desde el mismo nacimiento de ETA; siempre estuvo más cerca de los terroristas que de las víctimas. Muchos fueron los sacerdotes del país vasco que ayudaron, encubrieron, aplaudieron, y sonrieron a los asesinos de ETA. Y lo más grave: sigue ocurriendo hoy en día, en pleno 2020». Y pide a Su Santidad «medidas correctoras contra estos párrocos» porque «es de Justicia Divina».

 

Está por ver cuál es la respuesta del Santo Padre, porque los argumentos de la asociación de la Guardia Civil, basados en un repaso somero de lo acontecido en el País Vasco en los últimos años, son un retrato cabal de una situación absolutamente real. No hay nada de ficción. Todo se ajusta a la realidad: una parte del clero vasco ha estado siempre más cerca de los verdugos que de las víctimas. Y la situación, incluso ahora que la banda terrorista ha renunciado a la violencia -no por un acto de contrición, sino por la eficacia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado-, sigue siendo  lacerante.

Tan cierto como que durante muchos años la Iglesia vasca ha mantenido una posición vergonzante, incapaz de entender que lo que estaba ocurriendo obligaba, por dignidad y caridad cristiana, a ponerse del lado de las víctimas de la violencia asesina. No lo hizo. A veces miró para otro lado; a veces, incluso, practicó una ignominiosa equidistancia. A veces, se puso del lado de quienes apretaban el gatillo o el detonador. Así fue. Tan real como la vida misma.

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