Un Gobierno inmoral

Gobierno

Es muy difícil de poder creer en una democracia, pero tenemos un gobierno absolutamente inmoral .

El 30 de noviembre, el Partido Socialista rechaza la ley que propone Ciudadanos para acabar con los homenajes a los terroristas, ya que el día anterior casualmente el colectivo de presos decía que iba a acabar con ellos, calificándolo los socialistas de buena noticia, cuando había sido descubierto días antes el jefe del partido filoterrorista diciendo previamente que si para sacar los 200 presos hay que votar los Presupuestos, pues los votan y siendo el «pesar» mostrado antes una tapadera para lo que sea.

Sólo en los últimos nueve días ha ocurrido todo esto. El pasado 21 de diciembre, se permite en San Sebastian un ongi etorri de bienvenida y homenaje apoyando públicamente a un jefe de ETA antes de declarar por el asesinato de Gregorio Ordóñez . El viernes 24, Nochebuena, homenaje al etarra Mortadelo en Pamplona y el próximo 31, Nochevieja, se prevé otro homenaje a tres terroristas en Mondragón, y otra celebración en Pamplona. Veinte días después del rechazo de la ley por el Partido Socialista para prohibir homenajes, estos se hacen en tres días distintos en plena Navidad. El Gobierno no ha dicho nada, tampoco al respecto de las declaraciones sobre apoyar presupuestos por presos. Sólo la portavoz del Gobierno ha dicho que «condena y rechazo absoluto» al homenaje que está a las puertas el 31, pero no ha activado la Fiscalía, ni resorte legal alguno, como tampoco lo ha hecho el 21 o el 24 de estos días de Navidad. Una inmoralidad. El Gobierno es cómplice de quienes han causado y siguen causando tanto dolor a las víctimas del terrorismo y a los españoles. Cómplices, utilizan palabras condenatorias para disfrazar la inmoralidad pero luego no actúan para defender la dignidad de las victimas del terrorismo y de los españoles, todo para no disgustar a quienes siendo herederos del terrorismo apoyan el Gobierno. Inmoral .

Seguramente es de los asuntos más lacerantes que convive con este Gobierno. No hay palabras. Es inmoral.

Si faltaba algo, y como era lógico y entendible por todos, tanto socialistas como gente de cualquier otra ideología que respeta y cumple la Constitución, pero también quien tiene la mínima humanidad, quien preside el Gobierno prometió no pactar nada nunca con los filoterroristas. Inmoral. A ningún primer ministro europeo se le ha ocurrido jamás pactar nada con filoterroristas y mantenerse en el Gobierno de esa manera. Inmoral.

Pero también en estos últimos días hemos visto el caso de un niño de cinco años y sus padres que han estado amenazados por pedir un 25% de sus clases en Canet de Mar en español, por pedir que se cumpla una sentencia del Supremo. El Gobierno calla, mientras que la Generalidad amenaza y declara solemnemente que no cumplirá la sentencia con la complicidad del Gobierno. Inmoral.

El Gobierno calla porque no puede molestar a quienes le apoyan y firman los Presupuestos. Y eso que quien preside dijo que jamás iba a pactar con los independentistas, cuando ahora se mantiene gracias a ellos. Inmoral.

Quien preside el Gobierno asegura que la Constitución debe celebrarse y cumplirse «de pe a pa», el mismo día en que su socio de coalición la insultan y la desprecian, mientras que el presidente de la Generalidad dice que sólo persigue una Constitución catalana. Y el Gobierno calla, cómplice. Inmoral.

El día 24, los mismos socios desprecian el mensaje del Rey, que es el Jefe de Estado, y el Gobierno calla, cómplice de quien quiere la destrucción de España. Inmoral.

El día 26, el presidente de la Generalidad da su discurso navideño desde una escuela en Santa Coloma, donde comenzó la inmersión lingüística hace 40 años, para dejar bien claro el asunto, reafirmar que incumplirá la sentencia de impartir el 25% de clases en español, y advertir que en 2022 el Gobierno debe proponer algo tangible sobre el derecho de autodeterminación y la amnistía. El Gobierno calla y es cómplice de todo ello. Inmoral. El presidente del Gobierno no lo desautoriza públicamente y rechaza de plano todos estos postulados. Inmoral.

El Gobierno no informa con transparencia de la última variante de la pandemia, hace menos de un mes eran cuatro casos controlados y antes de Nochebuena, propone de urgencia, ante la alarma social, una reunión con las autonomías para hacer obligatorias las mascarillas. Por supuesto, sin informar del número real de muertos y tras saberse que no había expertos de nada. Inhumano e inmoral.

Engañan con los datos económicos y de crecimiento todos los días, y desmienten al Gobierno todos los organismos nacionales e internacionales. Ayer, The Economist confirma que la economía española es la que peor marcha. Inmoral.

Tengo pendiente culminar el relato de hechos en uno o dos artículos más pero hoy hago este paréntesis por la enorme gravedad de lo que ha ocurrido sólo estos días de Navidad. Absolutamente inmoral.

Una institución como la del Gobierno, que ha de ser especialmente más responsable, la que escrupulosamente más ha de respetar, cumplir y hacer cumplir las leyes todos los días, y ser ejemplar e íntegro, por su permanente presencia pública, es simultáneamente el modelo máximo de inmoralidad, con su presidente al frente.

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