El futuro de España se cocina en Berlín

El futuro de España se cocina en Berlín

Resulta asombroso el escaso interés que los comicios generales en Alemania, dentro de un par de semanas, para cubrir el sillón vacante de la histórica Merkel, suscita en los grandes medios informativos españoles. Cuando gran parte de nuestro futuro como nación y como pueblo se juega en las urnas teutonas. Sea elegido el nuevo líder del centro derecha (CDU), Armin Laschet -sólo logrará su propósito el «corazón minero» si doña Angela se vuelca en la campaña a favor de su hereu – o el socialdemócrata (SPD), Olaf Scholz, lo que parece evidente es que el escenario europeo va a cambiar sustancialmente.

¿Quién interesa a España? Si la cancillería de Berlín continúa bajo el mismo signo político, es decir, el centro derecha, no habrá excesivas variaciones, aunque los mejores conocedores de la realidad teutona creen que Laschet dejará en la nevera la tradicional caridad germana de la que Merkel ha hecho gala durante dieciséis largos años. El presidente de Renania/Wesfalia, con experiencia de gobierno y enormemente austero en sus comportamientos impondrá más disciplina con los euros que Alemania destina a la solidaridad europea.

No está claro, sin embargo, que si vence el socialista Scholz la generosidad de Berlín con los países más desfavorecidos de la Unión aumente considerablemente. Hay una realidad común para ambos candidatos (no olvidar que en la primera potencia europea hay Gobierno de coalición desde hace mucho tiempo), el pueblo alemán empieza a estar harto de tener que pagar los plazos rotos en el despilfarro de gobiernos cuyos dirigentes no hacen honor a presidir países endeudados o muy endeudados y el gasto público alcanza cotas insoportables.

Ojo, porque quizá lo que aquí no pueden los partidos de la oposición a la hora de embridar con sensatez el marchamo de las cuentas públicas pueden torcer el brazo desde Berlín cuyo impacto también tendrá su corolario en el propio seno de la Unión Europea. Antes de que todo esto suceda, la canciller Merkel ofrece, en su despedida, a toda Europa y el mundo libre un mensaje extraordinario de honradez, comportamiento ético, austeridad personal y solidaridad. Lo hace con Alemania puesta en pie y en aplauso generalizado.

Lástima que ponga fin a su carrera política cuando el mundo libre, tras la quiebra cósmica de Biden, busca líder precisamente para ese mundo libre.

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