La fortuna personal de los reyes: Felipe VI

Estos días se ha hecho público en el Reino Unido la fortuna personal del rey Carlos III, que asciende a 762 millones de euros. ¿Sería posible conocer la de los reyes de España Felipe y Juan Carlos?, me preguntan muchos lectores.
La de Felipe VI, por supuesto. No olvidemos que el 19 de junio de 2014, fecha en la que fue proclamado rey de todos los españoles, anunció una decisión personal e inédita: rendir cuentas ante los españoles. Y fiel a la palabra dada, reconoció tener 2,5 millones de euros, cantidad como resultado del ahorro de los 259.000 euros anuales que, como sueldo, recibe. Independiente de los 142.000 de Letizia, también como sueldo anual. Y, como recogía en un artículo publicado el 29 de abril de 2022, «cuando Felipe se casa con Letizia, ésta sólo tiene un capitalito de 230.000 euros, cantidad resultante de la venta de su piso de soltera en Valdebernardo. Se da la triste coincidencia que en este piso fue encontrada muerta, el 7 de febrero de2007, su hermana Erika, a quien se lo había cedido».
A veces se ha hablado de ciertas donaciones a Felipe. Aunque no existe una ley que lo prohíba expresamente, la Familia Real española no suele aceptar herencias. Algún caso ha habido como el de Ignacio Balada, empresario de Menorca, con una fortuna de 9.832.995 euros en propiedades y dinero aunque, según el compañero Eduardo Verbo, «los Reyes, a través de la Fundación Hesperia, habían puesto a la venta varios inmuebles».
Los dineros de Don Juan Carlos
Aunque The New York Times cifraba la fortuna del Rey Juan Carlos en 1.700 millones de euros y la NBC en 2.000, cifras que no respondían absolutamente con la realidad, ya que en esas cifras incluían el Palacio Real y La Zarzuela, que como el lector sabe muy bien pertenecen a Patrimonio Nacional.
De lo que Don Juan Carlos ganaba antes de convertirse en rey, me lo confió a mí cuando me fichó la revista Hola y se rumoreó la astronómica cifra que iba a cobrar. Aunque a ustedes les sorprenda, el entonces príncipe me llamó para que subiera a Zarzuela. Quería saber lo que me iban a pagar. Cuando se lo dije, me preguntó: «¿Sabes lo que gano yo?». Y con voz triste me reconoció que eran ¡70.000 pesetas! «Para todo. Hasta las llamadas telefónicas que Sofía hace a Atenas para hablar con su madre las pago de ese dinero». A propósito de Doña Sofía, sólo aportó al matrimonio el día que se casó … ¡tres millones! de pesetas, importe de la dote que había recibido. Aunque me reconoció personalmente que «gracias a un regalo económico de la Diputación de la Grandeza con motivo de la boda, fuimos tirando. De ese dinero era de lo que vivíamos. Y eso que nuestra vida era de lo más austera».
Pero no siempre fue así. Ya que, en 1973, con la crisis mundial del petróleo, Franco, conocedor de las buenas relaciones que Don Juan Carlos tenía con los reyes árabes, le pide que haga gestiones ante el rey Fáisal de Arabia Saudí. Éste le prometió que a España no le faltaría jamás petróleo. En agradecimiento, Franco autorizó a Juan Carlos a recibir una comisión de unos céntimos por cada barril de crudo procedente del país saudita. Esta comisión fue origen de su fortuna. Luego vendría la herencia de su padre, el conde de Barcelona, 375 millones de pesetas, y otras donaciones, como los 10 millones de dólares del rey de Arabia Saudí, Jálid bin Abdulaziz, dinero ingresado en un banco suizo y que no se declaró a Hacienda, siendo el origen de tantos problemas de todo tipo.
El sablazo del Sha
De mi buena relación personal con el Sha de Irán y su esposa Farah, y de mis numerosos viajes con motivo de su boda, de su coronación, de los fastos de Persépolis y de su exilio mexicano en Cuernavaca he escrito y hablado infinidad de veces. Puedo presumir que se trataba de una relación mas que profesional, de amistad, diría yo.
Durante uno de esos encuentros, todavía en Teherán, el Sha Reza Pahlevi, como prueba de confianza hacia mi persona, me mostró la carta que el Rey Juan Carlos le había escrito, no sólo pidiéndole ¡¡¡dinero!!! sino exponiéndole la situación política en España y hablándole extensamente de Adolfo Suárez, «a quien yo confié firmemente la responsabilidad del Gobierno». También le escribía sobre el partido socialista, «que obtuvo un porcentaje de votos más alto de lo esperado, lo que supone una seria amenaza para la seguridad del país y para la estabilidad de la monarquía, ya que fuentes fidedignas me han informado que su partido es marxista… Por esa razón es imperativo que Adolfo Suárez reestructure y consolide la coalición política centrista… Para lograrlo, el presidente Suárez claramente necesita más que nunca cualquier ayuda posible,… Por esta razón, mi querido hermano, me tomo la libertad de pedir tu apoyo… Por eso me tomo la libertad, con todos mis respetos, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de concederme diez millones de dólares como tu contribución personal al fortalecimiento de la monarquía…». Y firmaba: «Tu hermano». Sin comentarios.
Chsss…
El «puto amo» se negó a formar parte del séquito de los Reyes en la entronización del Papa.
Y en su despreciable soberbia ha solicitado una audiencia personal.
El televidente español de Eurovisión le dio los doce puntos a… ¡Israel! para joder al «puto amo».
Tras el tremendo error del Rey Juan Carlos de interponer demanda contra Revilla, éste, que lo está disfrutando, sigue descalificándole de presunto corrupto y delincuente.
Nueve páginas y portada con once fotos, por un lado, y cuatro páginas y cinco fotos, ambas en la revista de mis amores y mis dolores, me parecen excesivos para utilizar la imagen de un niño. ¿Dónde queda la protección al menor según la Ley Orgánica de 5 de mayo de 1982?
No entiendo que se acepte el regalo de un avión de 400 millones de dólares para sus desplazamientos oficiales porque odia el Air Force «por su decoración».
El hermano de la consorte reconoce que ella ha arruinado la vida de su marido.
La famosilla sobrina de la famosa tía dice que ésta es «subnormal». Si ella lo dice…
Según investigadores de la Universidad de Columbia, «hay que beber agua antes de besar».
Con tantas malas noticias de su ministerio, al menos una buena. Haber sido padre por tercera vez a los 56 años.
Llevamos la friolera de dos años sin recibir ni una sola visita al más alto nivel de un mandatario extranjero, como recuerda Eduardo Álvarez. La llegada del sultán de Omán pondrá fin a esta sequía.