¿Facha y progresista?
Cualquier crítica al gobierno de Sánchez e Iglesias te convierte automáticamente en facha falangista. Da igual que hayas estado encabezando pancartas en la manifestación del Orgullo LGTBI, que defiendas a las víctimas de violencia de género, que critiques duramente el discurso contra la inmigración enarbolado por la ultraderecha, que repruebes públicamente el acoso a los diputados de Teruel Existe… En definitiva, si no aplaudes la coalición pseudoprogresista eres parte de la peor calaña de la derecha de nuestro país.
No obstante, no voy a cesar en mi empeño de movilizar a los socialistas, que pese a estar de acuerdo con las medidas progresista anunciadas por Sánchez, no entienden:
– Que no se niegue de forma clara y rotundamente que no se está negociando sobre un referéndum de autodeterminación para Cataluña. Por ejemplo, Pablo Iglesias tuvo la oportunidad de negarlo cuando le preguntaron directamente en El Intermedio y se fue por los cerros de Úbeda.
– Que se hable de mesas de diálogo para buscar un acuerdo que sea del gusto de los que se han saltado las leyes y les hacen, día a día, la vida imposible a millones de catalanes no independentistas.
– Que se negocie un nuevo estatuto para el País Vasco que busque legitimar los fines políticos que tenía la banda terrorista ETA.
– Que los que organizan homenajes a terroristas insulten y menosprecien a las instituciones del Estado mientras Sánchez agacha la cabeza, al igual que Batet, Presidenta del Congreso.
– Que prefieran sacar la chequera para ir complaciendo las pretensiones territoriales de los representantes de turno (Compromís, BNG, Nueva Canaria, etc.) en vez de pensar en el interés general.
Los cuatro primeros puntos me parecen sumamente graves e incluso dramáticos para la historia de nuestro país. Significa, simple y llanamente, que los que durante años han atacado los derechos y las libertades básicas de los ciudadanos a través de una banda terrorista o del señalamiento público de los que no piensan como ellos, se sienten hoy victoriosos y felices porque Pedro Sánchez les debe un favor de los grandes. El último punto, es solo un capítulo más en los continuos ataques a la igualdad entre territorios perpetrados tanto por PP como por el PSOE durante años. Es verdad que esta vez viene más completo que versiones anteriores, pues hasta Teruel ha entrado en el reparto, posiblemente con mucha más legitimidad que los independentistas vascos y catalanes que llevan años chantajeando al Estado.
Es deprimente, que la única esperanza de los españoles sea confiar en que la palabra de Sánchez valga tan poco, que deje tirado a sus socios independentistas tan pronto como le convenga. Por supuesto, me refiero a su conveniencia personal y no a los intereses de España como país o al de los ciudadanos en su conjunto porque eso ya ha quedado claro que importa más bien poco.
A todo esto, que toda acción tiene su reacción y este despropósito del que es ya presidente del Gobierno, supone encender la mecha para que la derecha en España se refuerce y gane adeptos apelando al sentimiento de nación. Esto es sumamente dañino para el futuro pues nos lleva a un tipo de política revanchista donde cada cual espera su momento para poder oprimir a los que no piensan como ellos. Nos aleja de las políticas mesuradas y de consenso, que son claves para la prosperidad de toda la sociedad en su conjunto. Flaco favor están haciendo a España tanto los extremistas de izquierda, como los que se aprovechan de la situación para avivar el fuego de la extrema derecha.
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