España en technicolor: el actor Sánchez
La pasada semana descubrí en este mismo espacio digital quienes son los productores del documental sobre Sánchez, actor, por lo demás, equiparable al inmortal Marlon Brando o a Cary Grant. Son gente del pesebre antes con el PP. Dicen que han perdido ya 15 millones de euros, cosa que llama al jolgorio. Primero, porque es una mentira solemne y segundo, porque de una forma u otra los conseguirán recuperar.
Afirmo lo último porque el actor Sánchez viene avalado por el dinero público (“que no es de nadie”, dijo un día la mentirosa e inexportable Carmen Calvo) y como cree que es suyo firmarán los cheques que hagan falta.
¡Están los españoles para que les vengan con estas bromas de mal gusto! Sánchez es un actor de pacotilla, mentiroso y locoide, sin carrera profesional y sin curriculum personal que le avale. Verle rodeado de lujos, con poses impostadas, mientras miles de compatriotas husmean en los contenedores sólo puede tener un calificativo.
La oposición en masa debe pedir que el acuerdo con la productora sea explicado en el Congreso de los Diputados. Hete aquí que hace unos días se publica en el BOE cuando hacía meses que se estaba grabando dicho documental. ¿Quién se está forrando?
Ahí se le presenta leyendo Le Monde y no tiene ni la más remota idea de francés. Rodeado de grandes estadistas mundiales, mientras sus gobernados pasan horas ante las colas del hambre a la espera de un mendrugo ofrecido por Cáritas. El contraste entre el brillo de La Moncloa y el drama de los contenedores que produce vómito. Nadie se explica cómo es posible que Sánchez necesite un documental ad hominem cuando todos los días –de mañana a la noche- Radio Televisión Española le agasaja con varios.
Definitivamente, este hombre se ha vuelto tarumba… Esa deriva ultranatural la inyectó en vena un tipejo que por ahí pulula que responde por el nombre de Iván Redondo.
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