Escrivá no puede ser gobernador del Banco de España
Según las últimas informaciones publicadas, el Gobierno ha propuesto al PP que José Luis Escrivá sea el próximo Gobernador del Banco de España. A cambio, el Gobierno ofrecería al PP que designase al subgobernador. Ese candidato a Gobernador no es aceptable. Escrivá no puede ser gobernador, no por falta de conocimientos, experiencia o currículum, porque esos importantes requisitos los cumple, aunque la soberbia en muchos casos le hace creerse más inteligente de lo que es y considerar al resto como ignorantes, erróneamente, pero no se trata de un problema de déficit de preparación, no.
El problema de Escrivá es que hace tiempo que enterró esos conocimientos, su prestigio y el predominio de los argumentos técnicos debajo de la demagogia, el populismo y el servilismo hacia una política económica inaceptable. Su reforma de las pensiones, simplemente eso, le invalida para ser gobernador del Banco de España, pues esa reforma sólo contribuye a acelerar los desequilibrios del sistema, a precipitar el estallido de su sostenibilidad, mientras por el camino asfixia a empresas y trabajadores con las subidas de las cotizaciones sociales, que sólo contribuyen a aumentar el desequilibrio del sistema, ya que frenarán la actividad económica y el empleo.
No sería un candidato válido al ser un ministro del Gobierno, pues el Banco de España debe estar despolitizado, con lo que no lo hace elegible si se quiere mantener la independencia también en las formas. Eso ya sucedió cuando Miguel Ángel Fernández Ordóñez, siendo secretario de Estado de Hacienda, fue nombrado gobernador: su gestión no fue brillante, dejó sin resolver la reestructuración financiera, impulsó el SIP fallido de Bankia y siempre sobrevoló con él el sometimiento al poder político del antiguo banco emisor.
Tras el mandato de Pablo Hernández de Cos el Banco de España ha recuperado muchísimo prestigio, con una gestión impecable y un conocimiento competencial enorme, que ha hecho que entre los antiguos bancos centrales nacionales de la zona euro sea muy valorado. Todo eso no puede ahora echarse por tierra nombrando a un ministro que, además, ha tenido una ejecutoria completamente política, partidista y populista durante su mandato, en el que no sólo ha defendido una política económica indefendible, sino que la ha impulsado.
Por otra parte, la propia forma de ser de Escrivá tampoco le garantizaría a Sánchez sumisión, porque el carácter del primero es peculiar y podría llegar a enfrentarse al segundo, cuyo carácter también es singular, por decirlo de alguna manera. No es probable que pase, pero podría pasar.
Ahora bien, al margen de eso, la propuesta del Gobierno de nombrar a Escrivá como gobernador del Banco de España no se puede aceptar bajo ningún concepto, haya o no haya ofrecimiento de que el PP pueda elegir al subgobernador. Por encima de ello, está el prestigio de la entidad, que debe mantener la línea profesional de Hernández de Cos.
Si el Gobierno quiere llevar a cabo la barbaridad de nombrar a Escrivá, que lo haga solo, y será un apunte más en su poco respeto por la independencia de las instituciones, pero es un nombramiento que, a mi juicio, no se puede avalar. El Gobierno debe buscar a otra persona, que las hay. La actual gobernadora en funciones, sin ir más lejos, puede ser válida para el puesto, pero no alguien tan marcado políticamente y con un desempeño populista, en el que el político se ha comido al técnico que antes había.