Ellos sin escrúpulos y nosotros sin agallas

Al final Pedro Sánchez iba a tener razón. Hay que pedirle perdón al Fiscal General del Estado, y entono el mea culpa porque me pongo a la cabeza de la manifestación de su reinserción pública.
Cómo íbamos a denostar a semejante mago de la desfachatez sólo porque había cometido un pequeño delito para arruinarle la vida personal a una rival política a la que su partido es incapaz de rozar. Don Álvaro siempre está a la altura de lo que se le reclama, y sería una injusticia no reconocerlo como hemos hecho hasta ahora.
Hacen falta muchos años de dedicación, muchas rodilleras desgastadas, muchas tragaderas y toda clase de símiles que me resisto a emplear para no ser aún más desagradable; para tener el cuajo de pedir hoy que se aplique la amnistía a Puigdemont.
En pleno debate de presupuestos y con el Gobierno acorralado porque el número 2 del PSOE se pagaba sus prostitutas con dinero público (en la larga tradición socialista, que ya excede las fronteras andaluzas), llega el imputado Fiscal y decide salvar la legislatura muy a costa de prevaricar porque, total, peor que revelar secretos jugándose la inhabilitación no será.
Esto es el Partido Socialista, querido: una organización criminal sin escrúpulos que tiene a todos sus peones trabajando al servicio del mal con el único fin de que sobrevivan todos. Enfrente tenemos a una derecha cainita en la que aún no sé si Vox odia más al PP o el PP odia más a Vox, en los que la prensa leída por la derecha ataca a… ¡la derecha! como si necesitaran apalear al propio para que el PSOE de García Ortiz les ofrezca su bendición como medio fascista imparcial.
Es desesperante tener que batallar en estas condiciones: ellos sin escrúpulos y nosotros sin agallas. Lo lamento muchísimo por los ucranianos y por la quita de la deuda, pero España no está como para que nos pongamos especialitos con no hacer un frente común, cada uno votando al partido que quiera, con tal de que echemos a estos delincuentes antes de que sea tarde.
Sobre esto, un consejo para el PP y otro consejo para Vox. Para el PP: Pedro Sánchez ya marcó el camino de que el objetivo es gobernar, y para gobernar la vía más directa y con la que comparten más ideas y proyecto nacional es Vox. Preferir a delincuentes prófugos de la justicia e independentistas wannabe con tal de que El País no les llame fachas por gobernar con Abascal es, en el mejor de los casos, un delirio inempeorable. Que no confundan sus deseos de una mayoría absoluta que ya no existe con la realidad demoscópica. Mejor una mosca cojonera que ame a España que un chantajista que la odie.
Para Vox: tienen todo el derecho del mundo a tener una posición sobre política internacional distinta a la de la opinión pública, pero deben de ser conscientes de que en Europa en general, y en España en particular, no es popular.
OKDIARIO no va a participar de la criminalización de un partido democrático y necesario para construir la mayoría que necesita la lucha contra el mal, pero sí podemos decir que, en esto, se equivocan. Igual que aciertan cuando en medio de la oleada populista nacional que hay en Valencia, a pesar de su interés político propio, recuerdan que los culpables de lo que ocurrió el 29 de octubre son los organismos del Gobierno que dejaron sin información a la administración que tenía que actuar. Denunciar una posición política que no compartimos con ellos no es atacarles, es discrepar.
En cualquier caso, mil veces antes un PP blandito con un Vox con la piel fina que cualquier versión de la organización más corrupta de España con permiso del Barça. Contra Sánchez, lo que sea. Incluidas las obispas e incluido Orban.
*Pilar R. Losantos es presidenta de OKDIARIO.