Las dimisiones por su orden: primero Sánchez, después Ribera y más tarde Mazón
Antes de entrar en detalle, unas cuantas consideraciones sobre el tsunami que ha arrasado Valencia segando la vida de al menos 214 compatriotas:
1.- Los expertos de la Aemet, que son los que saben de meteorología, activaron la alerta roja a primera hora de la mañana del martes 29 de octubre y a mediodía pronosticaron que acabaría a las seis de la tarde.
2.- La Aemet, presidida por una criptosocialista ingeniera de caminos, no por una meteoróloga, vaticinó que caerían 180 litros por metro cuadrado, nada que ver con la salvajada final, hasta 500.
3.- La Aemet francesa no dio en el clavo pero casi: ya a mediodía hablaba de 400 litros por metro cuadrado, más del doble que sus iguales españoles, y de «riesgo extremo para la vida de las personas». Sobra explicar quién acertó.
4.- La Aemet, nuestra Aemet, es un organismo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico —ojito al nombre— de Teresa Ribera. Es decir, que la Aemet es cosa de Pedro Sánchez en la que Carlos Mazón no tiene arte ni parte.
5.- Teletipo de Europa Press a las 14.38 en ese 29-O para olvidar: «La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, llama a la tranquilidad ante la alerta roja por lluvias y asegura que todos los efectivos están coordinados». Es decir, que el Gobierno Sánchez quitaba hierro al diluvio. Y si todos los efectivos estaban coordinados, ¿a santo de qué viene ahora el linchamiento que está sufriendo Mazón? Si iban de tikitaka, la responsabilidad será tanto del Ejecutivo central como de la Generalitat. Digo yo.
6.- «La alerta roja es hasta las 18.00 horas, en principio», apostilló la virreina de Sánchez en Valencia, Alicante y Castellón a última hora de la mañana. Si de sus palabras alguien deduce que preveían el apocalipsis que finalmente sobrevino, que me lo explique, que yo me retiro en el acto porque por mucho que lo leo y lo releo no encuentro ese vaticinio por ningún lado. A toro pasado, todos somos Manolete, José Tomás o Andrés Roca Rey.
7.- El barranco del Poyo, principal causante de ese tsunami de dos metros de altura que ha dejado 214 muertos en Valencia, depende de una Confederación Hidrográfica del Júcar cuyo titular no es Carlos Mazón sino el Ministerio para la Transición Ecológica de ese monumento a la intolerancia, al sectarismo y al nepotismo que es Teresa Ribera. Lo último lo apostillo porque su marido, Mariano Bacigalupo júnior, estuvo primero enchufado en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y ahora en la CNMV. Vamos, que en esa casa vive todo quisqui de nuestros impuestos. ¡La famiglia unida jamás será vencida! No somos Banana Republic pero vamos por buen camino.
8.- La Confederación Hidrográfica del Júcar advirtió del exponencial incremento del caudal del agua ¡¡¡por email!!! Esto es como si el jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de los Estados Unidos informase por correo electrónico a Joe Biden o en su momento a Donald Trump que Adolf Putin acaba de lanzar 100 misiles nucleares en dirección a los Estados Unidos. Panderetesco y chapucero a partes iguales.
9.- Me disgustan tanto los negacionistas del cambio climático, es purito empirismo, como los ultraecologistas. Si por ellos fuera, habría que matar a todas las vacas del mundo-mundial porque sus pedos son CO2, estaría prohibido comer carne, no se podría viajar en avión, no se construiría una casa más en el planeta y la energía nuclear sería delito de lesa humanidad. Pues bien, esta panda de pirados es la que con Ximo Puig al frente de la Generalitat y con Ribera al mando de Transición Ecológica impidió limpiar el barranco del Poyo. Consecuencia: el agua no se desaguó progresivamente, se concentró, se formó una gigantesca bola de agua, y al final reventó todo con diez veces más potencia que la que hubiera tenido si se hubieran hecho los deberes. Como, por cierto, ha ocurrido toda la vida de Dios. En Valencia, en mi tierra, Navarra, y en todas partes se limpiaban sistemáticamente los cauces para evitar males mayores.
10.-La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, y los gerifaltes de la Confederación Hidrográfica del Júcar no se sumaron a las reuniones del Comité de Emergencias, el desgraciadamente célebre Cecopi, hasta bien entrada la tarde.
11.- Tan incontrovertible es el hecho de que Mazón no se percató de la magnitud del temporal, por eso se fue a almorzar al restaurante El Ventorro con Maribel Vilaplana -no a una alcoba como deja caer el malicioso retroprogresismo-, como que el radar averiado de la Aemet y la Confederación Hidrográfica le indujo a la confianza. Lo de siempre: le pasó al PP el 11-M y se repitió la historia hace 12 días. Son tan cándidos que se siguen pensando que los Pulgarcitos de la izquierda les siembran el camino de vuelta a casa de piedras cuando en realidad son vulgares migas de pan.
12.-El Ejército llegó tarde, muy tarde, tres o cuatro días tarde. La UME mandó unos pocos centenares de soldados cuando hacían falta miles. ¿No hubiera sido mejor, pregunto yo, mandar 10.000 efectivos y luego devolverlos al cuartel si sobraban? ¿No era mejor quedarse largo que corto? Teniendo en cuenta que no somos Estados Unidos ni Rusia, países belicosos donde los haya, no estaría de más echar mano de nuestras Fuerzas Armadas para controlar la inmigración ilegal, para luchar contra el terrorismo y para reconstruir en tiempo récord un área afectada por una catástrofe natural, una epidemia o un accidente de dimensiones estratosféricas. Que nuestras tropas nos cuestan un congo.
Dicho todo lo cual, trazado el escenario con hechos, no con opiniones, me deja estupefacto observar a los periódicos teóricamente de centroderecha participar en la cacería a Carlos Mazón comprando la mercancía averiada de la mayoritaria extrema izquierda mediática. Si bien es cierto que el presidente de la Generalitat demostró una extraordinaria falta de reflejos el día de autos no lo es menos que trabajó con un radar averiado, el de las gubernamentales Aemet y Confederación Hidrográfica del Júcar. Si los que saben de la cosa te dicen que lo peor será historia a las seis de la tarde, tú, profano en la materia, ¿qué haces? ¿Les enmiendas la plana? ¿Llamas a un pitoniso? Los melifluos de la derecha mediática poco o nada dicen de la responsabilidad criminal del Gobierno de España. Y, como siempre, ganan los de siempre.
A Mazón sí se le puede echar en cara, yo desde luego se lo echo en cara, que no haya puesto ya de patitas en la calle a la consellera de Turismo, Nuria Montes, y a la de Interior, Salomé Pradas. A la primera por malaje. Sus palabras son inempeorables moralmente: «No se va a permitir el acceso de familiares a la zona donde tenemos custodiados a todos los fallecidos, así que tienen que esperar de forma obligatoria la llamada del juzgado y la entrega de la documentación pertinente. El mejor lugar en el que pueden esperar noticias de sus familiares es en sus domicilios». Traducción: la consellera de Turismo, que no sé qué pinta hablando de las víctimas, o estaba poseída o es un ser despreciable. Muy despreciable o muy diabólico hay que ser para impedir a gente que está pasando el peor momento de sus vidas, especialmente por lo inesperado, ver a sus finados. Y de lo de tratarlos como si fueran un estorbo mejor no hablamos porque de mi pluma saldrían barbaridades.
Los periódicos de centroderecha participan en la cacería a Mazón comprando la mercancía averiada de la extrema izquierda mediática
Lo de Salomé Pradas es igualmente para nota. Hay que botarla por incompetente o por mema. Si no sabía que existe un sistema de alertas, malo; si admite, como hizo, que no lo conocía, peor aún. Se me escapa por qué un tipo listo como el presidente de la Generalitat no les ha enviado aún el motorista con las gracias por los servicios prestados. La gente perdona cualquier cosa pero no ese nivel de prepotencia con cuerpos calientes de por medio ni esas dosis de estupidez en sus gobernantes.
A Carlos Mazón se le puede, y se le debe, censurar su pardillez con el carterista más conocido de España: Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Esto sí que sería motivo más que suficiente para que se fuera a su casa. Fiarte de un tipejo como el todavía presidente del Gobierno es para que se lo haga mirar. Sánchez no fue a Valencia a ayudar a nadie, menos a ti, querido Carlos, a Sánchez le importan un comino las víctimas y sus seres queridos. Su objetivo era poner cara de aflicción, hacerse el interesado, que lo inmortalizasen en la zona cero y volverse a Madrid como el campeón de la sensibilidad y la empatía y sanseacabó. Que luego ya se encargarían sus periodistas a sueldo de asesinar civilmente al presidente de una Comunidad en manos de un PP al que jamás le perdonarán que se la hayan arrebatado. Para saber que es Belcebú no hace falta ser exorcista ni haberte graduado cum laude en Harvard, basta con leer los periódicos a diario, querido president. Problema de credibilidad añadido: el buen rollito con el autócrata impide ahora apuntar con el dedo índice al verdadero culpable de lo ocurrido.
Sacrificar a Carlos Mazón representaría para los de Génova 13 un suicidio a 20 años vista en la Comunidad Valenciana y seguramente un harakiri a corto-medio plazo en el conjunto de España. Supondría tanto como reconocer que el PP es el culpable de una tragedia que sólo es responsabilidad de Dios, si existe, que en casos como éste pareciera que no existiera. Manda bemoles el doble rasero que emplean con PSOE y PP la mayoría de los creadores de esa opinión publicada que es la que conforma la opinión pública. Sánchez demoró dos semanas el estado de alarma en España cuando la emergencia mundial por el Covid era ya una realidad porque había que llegar al 8-M como fuera. Ese capricho de Irene Montero satisfecho por el presidente duplicó el número de contagios y, consecuentemente, de muertos. Un simple cálculo estadístico sirve para llegar a esta conclusión. Y al marido de Begoña Gómez le salió gratis.
Manda bemoles el doble rasero que emplean la mayoría de los creadores de esa opinión publicada que es la que conforma la opinión pública
Por no hablar de los mil y un motivos añadidos que existen ya encima de la mesa para que coja las de Villadiego: una mujer cuatro veces presunta corrupta según la Justicia, su número 2 en el partido, José Luis Ábalos, imputadísimo, dos ministros (Torres y Marlaska), un barón autonómico (Illa) y la presidenta del Congreso implicados en la compra de mascarillas a precio de oro a la mafia Aldama mientras fallecían 1.000 personas al día por el virus chino. A eso hay que sumar el asalto a las principales instituciones del Estado, el latrocinio, el puterismo y la cocainomanía del caso Tito Berni, sus alianzas con ETA, los sediciosos catalanes y un asqueroso etcétera.
Maravilla contemplar cómo el PP va a rebufo de los acontecimientos, aquí, ahora y siempre, y el PSOE se pone a la cabeza de la manifestación, y nunca mejor dicho, como si la feria no fuera con ellos. Pedro Sánchez huyó cual roedor de Paiporta el domingo y ayer decenas de miles de personas instigadas por sus sicarios acosaron y atacaron a su libre albedrío la sede de la Generalitat Valenciana llamando «¡asesino!» a Mazón y, obviamente, pidiendo su dimisión. No aprenden: les pasó con el Prestige, se repitió la pusilanimidad del 11 al 14-M y nuevamente vuelven a las andadas. Y que yo sepa ni Aznar pilotaba el petrolero ni Rajoy puso las bombas, ni desde luego Mazón inundó Valencia.
Si se practica el juego de las dimisiones, hagámoslo sin las cartas marcadas. En igualdad de condiciones. Con los hechos, no con el sectarismo, en la mano. Primero que se largue Sánchez, el gran responsable de lo ocurrido antes, durante y después. Más tarde que haga lo propio una Teresa Ribera que debería quedarse compuesta y sin Comisaría Europea después de que la Aemet y la Confederación Hidrográfica del Júcar fallasen en todos sus pronósticos por negligencia, por incompetencia o por lo que fuera. Y, finalmente, que les imite Carlos Mazón. Que esta vez el orden de los factores sí altera el producto. Las responsabilidades políticas como mandan los cánones: de arriba abajo.