En el día de la Fiesta Nacional, ¡Viva España! y ¡Viva el Rey!

En el día de la Fiesta Nacional, ¡Viva España! y ¡Viva el Rey!

Se suele decir que no hay suficientes malos en el mundo como para que triunfe la maldad, que lo más peligroso es la gente corriente, los que se dicen buenos…

Así es. España es un buen ejemplo de hasta qué punto la
cobardía, la falta de cuajo democrático y los exabruptos ante
el televisor no se traducen en militancia democrática, en
ciudadanía activa y responsable que arriesga y da la cara en
defensa de lo común, en defensa de los valores democráticos,
en defensa de la ley y de las instituciones que nos protegen
del totalitarismo.

En nuestro país hablamos mucho pero hacemos poco; protestamos mucho, pero actuamos poco. Protestamos cuando podemos hacerlo dentro de la masa; callamos cuando hay que poner la cara, dar el nombre, significarse. Salvo que, claro está, la aparición publica esté protegida por el establishment político, económico o mediático, o sea, por la secta.

Y así, en este ambiente y en esta situación de deterioro del sistema del 78, llegamos a la celebración de la Fiesta Nacional del año 2020,  un año perdido en el que nuestras vidas se han visto transformadas y arruinadas por la llegada de un virus letal que ha coincidido con el inicio de la segunda etapa al frente del gobierno del caudillo Sánchez y que se ha propagado por la incompetencia e irresponsabilidad de un tipo que ni ha sabido ni ha querido combatir la pandemia.

Este año que está en su último trimestre pasará a los anales de la historia como el más nefasto para la España democrática que alumbró a finales del siglo pasado. No solo la enfermedad, las muertes evitables, la extensión de la pobreza, la destrucción del tejido  económico y la desesperanza han rebasado las cotas más altas de nuestra historia reciente sino que hemos sido testigos de cómo desde el gobierno de la Nación se trata de destruir la Nación de ciudadanos libres e iguales.

No hay ejemplo en el mundo democrático en el que se pueda ver al Jefe del Ejecutivo atacar, menoscabar y tratar de deslegitimar al Jefe del Estado.

No hay ejemplo en ninguna democracia de nuestro entorno en la que se pueda ver al Ejecutivo castigar a los ciudadanos de una región de su territorio porque en el ejercicio de su libre albedrío se atreven a no votar mayoritariamente a la secta que gobierna.

No hay ejemplo en ningún país europeo de un Ejecutivo que persigue a la oposición, a los jueces, a los periodistas independientes, a los gobiernos autonómicos y/o locales que no se someten a sus órdenes arbitrarias e irresponsables.

No hay ejemplo en el mundo democrático de un gobierno que tome decisiones a sabiendas de que son injustas e ilegales y  que sostenga sus decisiones para vengarse del dictamen de los jueces y del buen juicio de otras autoridades en datos falsos o caducos.

No hay ejemplo en el mundo democrático de un gobierno tan despótico como el que soporta España bajo la égida del caudillo Sánchez, ese hombre cuya personalidad está definida en psicología por tres características que constituyen la Tríada Oscura y  que se determina por la combinación de tres factores: la psicopatía, entendida como una empatía muy limitada, propia de personas que no tienen remordimientos y para las que la moral y las normas éticas les son indiferentes; el narcisismo, que define al vanidoso, que fantasea con un poder ilimitado y que  cree merecer un estatus superior y el maquiavelismo, que se caracteriza por tener actitudes cínicas y adoptar estrategias cuyo único fin es beneficiar sus propios intereses. No hay país en el mundo democrático cuyo Gobierno esté en manos de un hombre cuya personalidad  le convierte en un peligro para la seguridad nacional.

Por eso hoy, día de la Fiesta Nacional, frente al silencio de los cobardes, la mordaza que el Gobierno y su secta quiere imponer a los ciudadanos libres, el clamor de las víctimas silenciadas, el abuso de poder del caudillo Sánchez, su venganza contra los madrileños, las mentiras gubernamentales, la propaganda de los medios de la secta, la persecución gubernamental y sectaria puesta en marcha contra los jueces, el intento de socavar la autoridad de la Jefatura del Estado, el intento de silenciar al Rey de todos los españoles, los ciudadanos libres debemos alzar nuestra voz y gritar, una y otra vez: ¡Viva la Constitución! ¡Viva España! ¡Viva el Rey!

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