La clase media (en extinción) no puede más
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Entre jolgorio y alborozo, la ministra de Hacienda reconoce que la recaudación está que se sale. Jamás un Gobierno ha recaudado tanto dinero por todas las vías. Y, sin embargo, el déficit continúa disparado y la deuda pública engordando día a día, tarde y noche.
La propia ministra del ramo reconoce que el grueso de esos ingresos proviene de las clases medias, asalariados de alto, medio y bajo nivel. Es decir, lo de siempre. El doble y contradictorio discurso de un Ejecutivo que vive en el realismo mágico se puede contemplar en todo su esplendor en un asunto capital como el que comentamos.
Se hacen declaraciones grandilocuentes respecto a meter la cuchara en el cocido de los ricos -hasta ahí podemos estar de acuerdo- pero en la praxis diaria se aprietan las tuercas a las clases medias. Lo de siempre, repito. En el mejor de los casos, abren la espita para engordar el insoportable aparato burocrático estatal -de ahí las cifras de empleo que blanden los gubernamentales con tanto furor- para después aplicar a los agraciados el IRPF.
Es el milagro Sánchez. No hay más secreto en la caja de Pandora. Gentes que no han regentado ni una mercería presumiendo de gestión económica. Hubo un tiempo, el de Zapatero, que bajar impuestos era de izquierdas; ahora desde el mismo partido dicen todo lo contrario.
Voy a escribir por corto y por derecho. No se atreven con Ana Patricia Botín; ni con Amancio Ortega; ni con Sánchez Galán, por citar tres ejemplos de los considerados megarricos en España. Hacen lo que hicieron los “tontos” que gobernaron anteriormente. Nos dijeron que venían los “listos” y hubo mucha gente que los creyó.
Que pregunten a sus funcionarios, a los autónomos, a las pymes y, si se atreven, les dirán lo que realmente piensan.
En este asunto capital, como en otros tantos, frente a hechos no caben argumentos.