Ciudadanos y el espíritu de la Transición
La pantomima vivida esta semana en el Congreso de los Diputados con la votación de la Proposición No de Ley (PNL) que instaba al Gobierno a exhumar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos no solo ha puesto a cada grupo en su sitio, sino que denota cómo el revanchismo político de la izquierda prima sobre los verdaderos intereses, inquietudes y necesidades de los españoles. Y evidencia igualmente como, con su populismo, Ciudadanos queda ubicado en la franja de quienes apuestan por lo modoso, lo medroso y lo interesado. La inefable Ley de Memoria Histórica vino a enterrar el espíritu de unidad y perdón mutuo que los españoles sellaron a mediados de los años 70. No seré yo quien ensalce hasta categoría de deidad nuestra Transición. Considero que hubo no pocos y graves errores que hoy seguimos pagando. Pero debo afirmar con especial rotundidad que los españoles, sobre una sólida y emergente clase media surgida en los años 60 y consolidada en los albores de la pretransición, decidió y apostó por el sistema que hoy vivimos. Mirando al futuro, labrado con dificultad día a día, y dejando atrás los odios y rencillas que, no solo desde 1939 sino desde el siglo XIX, habían recorrido nuestra vieja piel de toro.
El Partido Socialista ha mostrado de nuevo su profundo desprecio a la historia y especialmente hacia aquéllos a quien afirma defender. De los 40 años de democracia, durante más de la mitad el PSOE ha sido incapaz de llevar a cabo las iniciativas que pretende desde la oposición. El deseo de mostrar a la derecha, democrática, social y responsable, como la heredera del franquismo, denota un odio y un revanchismo difícil de superar. Enfrentar a los españoles es una irresponsabilidad propia de quienes carecen de la más mínima catadura moral. No se entiende como, si de verdad quieren “derrotar” a Franco, dejan de presentar una PNL y presenta una Proposición de Ley.
Podemos ya no engaña a nadie. No buscan desenterrar las viejas rencillas y ganar una guerra que perdieron. Pretenden volver a los años del guerracivilismo como medio para poner en jaque a las Instituciones y al Régimen del 78. Su fin es instaurar un proceso constituyente y una sociedad que madrugue cada mañana para hacer cola ante supermercados desabastecidos. Y la “genialidad” de Carmena, proponiendo la denominación de “Valle de los Caídos” por el de “Valle de la Paz”, el mismo nombre que propuso Franco. La izquierda política ha pregonado un histérico antifranquismo, cuando muchos de ellos estuvieron “de vacaciones” durante el régimen e incluso se encontraron dentro del Movimiento, con el objetivo deslegitimar la Transición. Y Ciudadanos, que se proclamó “heredero” del espíritu de la Transición. Para Albert Rivera, Adolfo Suarez representó su modelo político. José Manuel Villegas aclaró que apoyaba el texto de los socialistas porque le parece bien todo lo que sea reparar agravios y recuperar la memoria, olvidando que su jefe, en mayo de 2016, invocó el espíritu de la Transición para llevar la reconciliación a Venezuela, indicando que “no tiene que haber vencedores ni vencidos en su futuro”. Valía para Venezuela, pero no para España. Meses antes, afirmó que España necesitaba “un proyecto de país más que un proyecto de partido, algo que en su día hicieron expresidentes como Suárez, González y Aznar”. Y en diciembre de 2015, Inés Arrimadas apeló al espíritu de la Transición al comparar al líder de la formación naranja, Rivera, con el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez.
Ciudadanos juega al buenismo, especialmente en este tema. Su populismo provoca una ceguera que les impide ver que romper el espíritu de la Transición supone un atentado contra la convivencia y anula una parte crucial de la Historia de España. Los chicos de Ciudadanos, desde su inexperiencia, no se dan cuenta que su actitud, lejos de animar a las jóvenes generaciones a mirar al futuro, provoca una mirada atrás cargada de resentimiento, rencor y odio. Su postura es estéril y artificial. Incita el debate sobre los restos de Franco para ocultar sus incongruencias. De momento Ciudadanos solo toca cierto poder. Pero como afirmó Francisco Ayala: “La incompetencia es tanto más dañina cuanto mayor sea el poder del incompetente”.