Los bulos de Marlaska y los encapuchados de Hortaleza

Un grupo de encapuchados… varios encapuchados… fascistas encapuchados… así comienzan todos los titulares de la prensa gubernamental que recogen la noticia difundida por la Delegación del Gobierno sanchista en Madrid, quienes nos han contado que, muy oportunamente para Sánchez y para Marlaska, un par de desconocidos encapuchados «asaltaron y golpearon» a dos menores migrantes en un parque público cercano al Centro de Acogida de menas de Hortaleza. Y ya apenas se sabe nada más, ni falta que hace. Uno de los agredidos tuvo que ser atendido en un hospital, donde inmediatamente le dieron de alta, al otro ni siquiera hizo falta; y de los agresores aún no se sabe nada, que para eso iban bien encapuchados y así es más fácil echarle la culpa a la fascista, racista, y xenófoba oposición.
Los acontecimientos se sucedieron de la siguiente manera. La noche del viernes al sábado una pequeña niña española de apenas 14 años de edad fue salvajemente violada por un inmigrante ilegal de origen marroquí que dice que tiene 17 años, pero con un cuerpo desarrollado que aparenta más de 20 y una capacidad de ejercer violencia física sobre una niña que tampoco se corresponde con la edad que declara tener, pero tenemos que creernos, porque eso dice la ley. El violador de los presuntos 17 años fue inmediatamente identificado por la policía y entonces se descubrió que se trata de un delincuente multirreincidente que usa tres identidades falsas para cometer sus delitos, muy conocido por la Policía Nacional por su amplio historial delictivo, a pesar de lo cual se encontraba alojado en un centro en el que goza de absoluta libertad.
Pedro Sánchez tenía una ineludible cita que llevaba anunciada varios días para que la nueva adquisición de Tele Pedro, Pepa Bueno, le hiciera el lunes en prime time una entrevista masaje en el Telediario de La 1; cuando aún resonaban los espeluznantes gritos de dolor de la niña. Y como resultaría extrañísimo que la periodista masajista no le preguntara a su jefe por la noticia de la violación de la niña que ocupaba en ese momento todos los titulares, la noche del domingo al lunes, unas horas antes de la entrevista pactada, surgieron de la nada los dos encapuchados que, oportunamente, permitieron a Sánchez contestar como lo hizo, hablando exclusivamente del odio generado por la fascista oposición y olvidándose de la niña violada.
No sé por qué se me ha venido a la mente aquel conocido como el ‘bulo del culo’ por el que el ministro de Interior y máximo responsable de la Policía española, Fernando Grande Marlaska, para atacar a Vox, estuvo durante tres días alimentando una falsa agresión homófoba que enseguida se supo que se había inventado un joven residente en el barrio madrileño de Malasaña. «Hay discursos que están en el límite de lo que es procedente y oportuno» dijo entonces Marlaska a lo que añadió que «Vox juega en ese límite». Desde el primer momento Marlaska sabía que su Policía sospechaba que el joven homosexual de Malasaña se había inventado la agresión homófoba, pero al ministro le venía bien… y así nació ‘el bulo del culo’. Luego vinieron los bulos de los falsos sobres con amenazas a los miembros del Gobierno, navajita ‘plateá’ incluida; y ya antes habíamos visto como filtraba a El País un informe falsificado para aparentar que su Policía responsabilizaba a los propios miembros de Ciudadanos de provocar la violencia con la que fueron recibidos el día del Orgullo.
Tanto la prudencia opinativa como los servicios jurídicos aconsejan decir aquí que no se pueden relacionar la inmensa cantidad de bulos de Marlaska con estos dos desconocidos encapuchados que tan buen servicio le han hecho a Pedro Sánchez. Y luego cada uno de ustedes que saque sus conclusiones.