Ábalos inicia su venganza

Ábalos
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Desde hace muchos meses mantengo en este espacio digital que el presente y el futuro político (también personal) del presidente del Gobierno estaba y está en manos de un presunto delincuente,  ahora mismo bajo instrucción del Tribunal Supremo.

Lo que estamos conociendo estos días no es otra cosa que el inicio de una venganza fría por parte de una persona que se considera injustamente tratado por aquel al que ayudo a llegar al Olimpo y le ha dejado varado y con banderillas de muerte. Ahora, ha decidido que ha llegado el momento de afirmar que no es el único ni el más importante malvado que utiliza el poder en beneficio propio. Todo indica que es el principio de una ofensiva filtradora con rumbo a lo desconocido.

Lo de la filtración por parte de la UCO o instancias judiciales es otro de los numerosos bulos a los que nos tiene acostumbrados la poderosa brunete mediática a las órdenes directas del comandante Sánchez.  Si hasta el propio Ábalos ha venido en reconocer que su autoría no anda muy lejos… «en los de los últimos años»… (ja, ja, ja).

Sin embargo, no podemos ni deberíamos desviar la atención de lo relevante de los mensajes entre José Luis Ábalos y del que fue su jefe de filas. Vienen a sustanciar que uno y otro son huesos de idéntica añada, esto es,  agua de una misma jofaina. ¡El resto, cuentos sanchistas!

Ambiciosos ambos, avaros Pedro y Pepe Luis, mentirosos y trabucaires donde los haya, aprovecharon aquella ocasión que les propició Mariano Rajoy para subirse de sopetón (y todo parece que con pucherazo incluido en las primarias internas del PSOE); primero, para adueñarse de Ferraz y,  posteriormente, para cambiar el colchón en Moncloa a costa del contribuyente. Sánchez y Ábalos son tal para cual. Esa es la gran virtualidad que tienen los whastapps que hemos conocido de aquellos y posteriores años.

Resulta realmente de vómito escuchar a los plañideros sanchistas (más pedristas que Castejón) despreciar e intentar descalificar unas pruebas que manifiestan la íntima relación entre el presidente del Gobierno y el todavía diputado valenciano que terminará con sus huesos en la cárcel, siempre presuntamente.

Se pueden poner como quieran aquellos que intentan desesperadamente desconocer una realidad brutal: que la corrupción fue montada por el núcleo duro de la banda: el jefe del Gobierno y su mozo de espadas por excelencia. De modo y manera que la suerte del maletilla influirá decisivamente en el presente y futuro del espigado Sánchez. Está herido de muerte política, sí, pero lo más grave es que los libros de historia sólo podrán recoger de su larga temporada en el poder esto: mentira, estafa, desfalcos democráticos y pus político a raudales.

PD.: Quizá haya sido Lambán el ex barón aragonés sacrificado en el altar de Alegría, tras conocer lo que opinaba de él Sánchez, el que más pundonor ha tenido: «Sánchez –ha dicho– se comportó conmigo en varias ocasiones como una persona iracunda , capaz de perder los papeles y la compostura…».

Ése es en esencia Pedro Sánchez, al que también yo he conocido en estado puro. Creí que estaba en presencia de un caballo cuatralbo y resultó ser más traidor que Iscariote.

Lo último en Opinión

Últimas noticias