¿25.000 millones de déficit oculto?

Déficit

No le arriendo la ganancia a Núñez Feijóo si finalmente los españoles mayoritariamente le conceden la confianza para pilotar los destinos de una nación empobrecida, desvencijada en su unidad y desalentada en sus ambiciones.

La brunete mediática progubernamental está empeñada en hacer creer a la ordinary people que la gestión de la cosa pública por parte de Sánchez y sus ministros merece un premio a la excelencia por la Universidad de Harvard. Nada más lejos de la realidad, salvo para sus miles y miles de enchufados donde brillan con luz propia el tal Juanma Serrano (Correos) y José Félix Tezanos (CIS) y determinados chicos(as) de la RTVE que, según dicen, hacen malabares para mantener sus mamandurrias en caso de que aparezca en sus predios el poder de un nuevo Gobierno.

La deuda pública está en máximos históricos y subiendo aceleradamente; el déficit por cuenta corriente bate todos los récords desde que existen mediciones. Los expertos más objetivos e independientes hablan y escriben ya de un déficit oculto estimado en 25.000 millones de euros. En román paladino, no hay posibilidad alguna de continuar en esa senda de gasto desaforada y sin inversión productiva alguna. Los avisos de la UE se acumulan en la mesa del jefe del Gobierno y, paralelamente, en la de la vicepresidenta económica, la pobre, que parece no enterarse de nada… O sí, que para eso es gallega.

Si Feijóo se hace con las riendas, antes de que jure su cargo ante el Rey la izquierda ya tendrá preparada la hoja de ruta para asfixiarle antes de que firme la primera orden presidencial. La herencia será tan inmasticable que los recortes y el ahorro serán la única respuesta posible si es que el país no quiere entrar y formalizar la actual bancarrota sanchista. Es decir, volvemos a las andadas de 2011, cuando el inexportable Zapatero mintió a sabiendas respecto al agujero que testaba a Mariano Rajoy, que el muy gallego no se atrevió a hacer una auditoria general e informar al pueblo pagano de sus resultados.

Feijóo está sobre aviso. Ha prometido esa auditoría general en la que aparecerán escualos de todos los colores si es que estos mandarines no destruyen papeles como parece algunos ya han comenzado a hacer. Tengo para mí que un tipo tan mentiroso y trapacero todavía tiene mucho que enseñar, sobre todo, en lo que se ha gastado el dinero de unos contribuyentes que ya no pueden más.

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