Su palabra ya no les avala

Su palabra ya no les avala

Después de ocho meses hemos logrado que el legado del PP, Pedro Sánchez, salga de La Moncloa. Nos encontraríamos en un momento distinto si los populares hubieran tenido la valentía de decirle a su entonces Presidente que diera un paso atrás por el bien de España. Sin embargo, los mismos que hoy se presentan como los antagonistas de Rajoy y que hacen ejercicios de malabarismo para hacernos creer que son diferentes a la vez que reivindican sus años de Gobierno, quieren transmitir a los españoles que ellos son la solución a los problemas que nos dejaron.

Son momentos de servir a la nación. En VOX lo hacemos sin atisbo de duda y, además, al margen de las encuestas de opinión. Nuestros principios y valores no cambian con los sondeos y lo estamos demostrando con hechos. Si hoy Sánchez está fuera de la Moncloa es por la labor que hemos realizado contra el golpe de Estado. Si no hubiéramos activado el Estado con las querellas que presentamos contra los golpistas catalanes, hoy no estarían sometidos a la Justicia con todas las garantías del Estado de derecho que intentaron quebrar, el orden constitucional. Por eso, si Sánchez ha convocado elecciones es porque no ha podido extorsionar al Tribunal Supremo y, por tanto, no ha podido obtener el apoyo del separatismo y los enemigos de España para los Presupuestos Generales del Estado.

Hay que garantizar la libertad y los derechos de los españoles y derogar todas las leyes de ingeniería social de Zapatero.

El PP y Ciudadanos pueden ponerse las medallas que quieran a este respecto, pero los españoles saben que el trabajo que ellos no hicieron lo ha realizado una fuerza política sin representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados. Ahora, además, nos critican por hacer valoraciones políticas a las puertas del Alto Tribunal. No sólo eso, sino que, además, ven con malos ojos que un partido pueda presentarse como acusación particular. ¿Qué preferían entonces, que no fueran juzgados los golpistas? Porque de no haber presentado VOX una querella, hoy no estarían sentados en el banquillo los separatistas y Sánchez seguiría en el Gobierno. Cabe hacerse otra pregunta, ¿de qué intromisión en el poder judicial acusan a VOX quienes intentaron renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) «controlando la Sala Segunda desde detrás» en palabras de su portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó? Por otro lado, de haberse producido esa renovación del Poder Judicial con la entrada de Podemos, ¿cómo estaríamos hoy? Nunca lo sabremos.

Son momentos para servir a la nación, en VOX lo hacemos sin atisbo de duda y al margen de las encuestas.

Lo que sí saben los españoles es en quién pueden confiar y quién da valor a la palabra dada. Ese es nuestro mejor aval para las próximas elecciones generales a la Presidencia del Gobierno de España. Otros harían bien en cumplir con lo acordado en Andalucía: el acuerdo firmado entre VOX y el PP era para cambiar, no para gestionar la herencia del PSOE en la región. Para eso siempre podrán contar con Ciudadanos, pero no con VOX. Si el PP quiere llevar a gala su “centrismo” para pactar con unos como con otros para alcanzar el poder, convendría que los españoles lo sepan antes del 28 de abril.

Las próximas elecciones generales van a ser decisivas y los partidos políticos deben decir claramente qué harán y qué no. Sin mentiras ni atajos. Los españoles deben saber, por ejemplo, qué ofrecen los partidos en el ámbito nacional: ¿se va a hacer frente al separatismo catalán y vasco y se va a poner fin a los privilegios de unos territorios en detrimento de los españoles? La respuesta al separatismo va más allá del 155 y requiere de una reacción en todos los ámbitos: el judicial, el político, el mediático y el social. Difícilmente puede realizar esto quien pone como candidato a un catalanista en Baleares y quien ha arrinconado la enseñanza en español en Galicia.

El pacto entre el PP y C’s en Andalucía no era para cambiar, sino para gestionar la herencia del PSOE en la región. 

En el ámbito económico: la bajada de impuestos y el adelgazamiento de la Administración van de la mano. Es necesario impulsar una reforma fiscal que fortalezca a las clases medias y que recupere el ascensor social; pero la bajada de los gravámenes debe ser real y sin incrementar deuda por la puerta de atrás, lo que exige afinar de forma significativa la Administración y las autonomías. ¿Puede hacer esto quien hoy habla de “revolución fiscal” alguien que apoyó con su voto la mayor subida de impuestos de la historia, mientras el partido que preside ha incumplido su compromiso de bajarlos en Andalucía? Y en la cultural, hay que garantizar la libertad y los derechos de los españoles y derogar todas las leyes de ingeniería social del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que posteriormente el PP desarrolló en todas las Comunidades Autónomas en las que gobierna. En estos tres ámbitos, la posición de VOX es bien conocida por los españoles. ¿Pueden decir lo mismo el resto de partidos?

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