Una casa en una zona protegida debe ser derribada
La hipocresía se abre paso nuevamente en la vida marital de Pablo Iglesias e Irene Montero. La pareja, no sólo se compró un casoplón en Galapagar por 615.000 euros –más digno de la clase burguesa que de la obrera–, sino que, además, dicha morada está edificada sobre una zona protegida del Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama, al oeste de la Comunidad de Madrid, tal y como ha revelado en exclusiva OKDIARIO. Se podría mostrar una mínima benevolencia con respecto a la transacción del tándem podemita, si no fuera porque el líder de Podemos, tan a favor de las alianzas políticas con partidos verdes como Equo y la férrea crítica al sector inmobiliario, estaba absolutamente al tanto de que su nueva casa era producto de la especulación y quebrantaba toda normativa medioambiental.
La ilegalidad de la vivienda, que queda demostrada sólo con observar el restrictivo plan urbanístico de 1976 de Galapagar, ha sido admitida por fuentes municipales; sin embargo, y aunque no entienden cómo se permitió la construcción sobre una zona verde jamás recalificada, se escudan en el pago anual del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) como única justificación. Un ataque a la flora y la fauna del parque, por cierto, que ha levantado las furibundas quejas de diversas organizaciones ecologistas desde hace años y que, sospechosamente, se han ido apagando de manera paulatina tras la llegada de los diputados podemitas.
La situación irregular de la villa de los dirigentes de Podemos es todo un escándalo por el que Daniel Pérez, el alcalde de Galapagar, debe exigir al matrimonio las responsabilidades pertinentes. No esperamos que Iglesias y Montero muestren coherencia en sus actuaciones, pues la perdieron por completo al adquirir una villa sólo al alcance de esos pocos privilegiados adinerados a los que ellos atacan, pero seguro que acólitos como Equo –todavía abducidos por la charlatanería de esta pareja– confían en que aún les quede algo de decencia ante tal obscenidad. Un casoplón situado en una zona protegida no tiene más futuro que el derribo.