Pablo: sois gentuza

Pablo: sois gentuza

Hay aves de carroña con más escrúpulos y humanidad que los dirigentes de Podemos. Rita Barberá ha muerto a causa de un infarto en un hotel de Madrid y tanto Pablo Iglesias como Alberto Garzón, entre otros, se han apresurado a ultrajar su memoria haciendo de la corrupción una excusa ominosa. Con una carencia de empatía más propia de misántropos que de representantes públicos, y lejos de respetar ni por un instante la muerte inesperada de un ser humano que además era compañera de actividad parlamentaria, los podemitas han aprovechado la circunstancia para montar un macabro show e intentar así rentabilizarlo políticamente. No obstante, difícil será que alguien compre el discurso de unos radicales que ni siquiera han sido capaces de respetar el minuto de silencio en su honor —los únicos de toda la Cámara— y han abandonado el hemiciclo en una falta de respeto que, además de desacreditarlos como representantes públicos, los inhabilita como personas. Ni el más enconado de los enemigos —que además no era el caso— se merece un trato así.

Pablo Iglesias, señor ordeno y mando de Podemos, ha marcado la directriz con su “no podemos participar en un homenaje a alguien que ha estado marcado por la corrupción”. El resto de responsables morados —Alberto Garzón, Irene Montero o Íñigo Errejón— lo han seguido como una recua de remedadores sin autonomía argumental ni actividad intelectual propia. Estos neófitos de la política, acostumbrados a distorsionar la realidad para ponerla a su servicio, intentan hacer de una parte el todo en la dilatada carrera política de Rita Barberá. Es cierto que la exalcaldesa estuvo envuelta en un caso de corrupción en el Ayuntamiento de Valencia que, si bien no destacaba por lo cuantitativo, sí por lo cualitativo. Asunto por el que, además, había declarado ante el Tribunal Supremo.

Sin embargo, Barberá ha sido mucho más que eso, mucho más de lo que, por ejemplo, serán nunca en política el especulador black Ramón Espinar o el sinvergüenza fiscal Juan Carlos Monedero, por citar dos casos por los que en Podemos tendrían que callar o, al menos, ser más respetuosos. Rita Barberá es la mujer que dirigió el Consistorio valenciano durante 24 años y situó la ciudad entre las más reputadas de Europa. Valor indiscutible del Partido Popular desde su fundación y durante la mayor parte de su trayectoria. Con sus muchos aciertos y algunos errores, que también los tuvo, descanse en paz y sea respetada como persona. Podemos debe saber que hay líneas que no se pueden cruzar. Ni siquiera para ellos, que conciben la política como un ejercicio de constante esperpento.

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