Un 18-S para que Cataluña no sea Alabama

Un 18-S para que Cataluña no sea Alabama

Cataluña ya es como el Alabama segregacionista de los años 50. En Barcelona no se margina en las escuelas por el color de la piel, sino por el idioma. Si un chaval es catalanoparlante, tendrá docencia en su lengua materna. Pero si el alumno es castellanoparlante los profesores colaboracionistas, y los comisarios lingüísticos de ERC, CUP y Junts, no sólo no permitirán que reciba clases en español, también vigilarán que no lo hable ni en el comedor ni en el patio. No importa que haya sentencias judiciales que avalen el derecho a recibir un mísero 25% de clases en castellano: Pere Aragonès y Josep González-Cambray, el consejero autonómico de Educación, han dicho que no las acatarán. Y así está siendo, mientras el Gobierno de Pedro Sánchez mira hacia otro lado, no sea que ERC le retire el apoyo parlamentario.

Por eso es necesario que la manifestación que este domingo organiza la plataforma Escuela de Todos en Barcelona (Arco de Triunfo, 12:30 h) sea un éxito. El lema es “Español, lengua vehicular”, y es muy lamentable que en España se tenga que exigir el poder recibir docencia en nuestra lengua común. Pero así estamos en Cataluña, y bien que hacen estas entidades constitucionalistas en salir a la calle para exigir algo tan fundamental. Lo que está en juego son nuestros derechos civiles, porque si violan los derechos civiles de un español, están violando los de todos. Y lo que está haciendo la Generalitat que malgobiernan ERC y Junts es convertir a centenares de miles de niños castellanoparlantes en ciudadanos de segunda. O, mejor dicho, en “no ciudadanos”, porque les consideran seres inferiores que no merecen ni recibir contenidos en su lengua materna.

Ver cómo el padre de Canet se emociona al animar a las familias a exigir sus derechos lingüísticos debería bastar para salir a la calle el 18 de septiembre. Porque son muchos los que se han jugado el tipo, y han sido acosados por las hordas separatistas que dominan las AMPAS y los claustros escolares, para que nuestros hijos puedan recibir docencia en español. Y merecen nuestro reconocimiento y apoyo. En una democracia no debería haber héroes, porque deberían ser las instituciones las que velaran por el cumplimiento de las leyes. Pero en Cataluña hace demasiado tiempo que no hay justicia, dado que el supremacismo nacionalista ha impuesto, ante la pasividad de los grandes partidos nacionales que han gobernado España desde 1977, un protectorado en el que gozan de impunidad.

Ni siquiera su intento de acabar con nuestra democracia mediante el golpe de Estado del 1 de octubre de 2017 ha supuesto el fin del virreinato secesionista. Tras unos años de presunta cárcel entre langostinos y visitas a tutiplén, los sediciosos fueron indultados y gozan en la actualidad de los favores del inquilino de la Moncloa. Los mismos que intentaron destruir nuestro Estado de derecho siguen dominando la Generalitat, TV3 y los principales ayuntamientos y diputaciones. Por supuesto, incumpliendo todas las leyes que no son de su agrado, comenzando por la de banderas – son centenares los consistorios que no lucen la bandera nacional – y acabando, por supuesto, en las sentencias judiciales que amparan a los niños castellanoparlantes. Ante su desacato permanente, sólo nos queda luchar en la calle para reclamar nuestros derechos. Comencemos por llenar las calles de Barcelona este domingo. Nos jugamos el futuro de España como nación democrática y unida.

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