Vuelta al colegio en Madrid: guía para comprar uniformes escolares


Septiembre es, para muchas familias madrileñas, sinónimo de carreras de última hora, mochilas nuevas y la eterna pregunta: ¿dónde comprar los uniformes? Lo que a primera vista parece un simple trámite, acaba convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza. No solo por el precio, también por la falta de tallas, la resistencia de las prendas y, en ocasiones, por las largas listas que marcan los propios colegios.
El uniforme, un gasto que pesa en la economía familiar
Quien haya hecho cuentas lo sabe: arrancar el curso no es barato. Solo en uniformes, un alumno puede suponer entre 200 y 300 euros de desembolso inicial. Y eso sin contar libros, material o actividades extraescolares.
Algunos padres reconocen que intentan “estirar” las prendas de un curso a otro. Otros, en cambio, prefieren renovar todo de golpe para no encontrarse en octubre con pantalones demasiado cortos o camisas que ya no abrochan.
La opción de las tiendas oficiales
Hay colegios en Madrid que obligan a comprar en distribuidores concretos. La ventaja es clara: no hay riesgo de equivocarse con los colores ni con el escudo. El inconveniente, también: precios más altos y colas interminables en los primeros días de septiembre.
En algunos casos, los proveedores han abierto tiendas online para agilizar los pedidos.
Alternativas asequibles en las grandes superficies
Los que buscan algo más barato, suelen ir a El Corte Inglés, Decathlon o Carrefour. Allí se encuentran polos, pantalones o jerséis en los colores básicos que exigen la mayoría de colegios. No llevan bordado, pero cumplen si el centro permite uniformes genéricos.
El atractivo principal es el precio: packs de dos camisas por poco más de diez euros, pantalones reforzados que aguantan lavados continuos o faldas que se ajustan con facilidad. En Decathlon, por ejemplo, las familias destacan la durabilidad de las prendas deportivas.
El valor del comercio de barrio
Más allá de las grandes cadenas, Madrid conserva tiendas de barrio que conocen bien las necesidades de los padres. Dos nombres sobresalen entre quienes cada año recorren la ciudad buscando uniformes:
- El Uniformal (Calle de la Costa del Sol, 1): en el distrito de Latina, combina surtido amplio y rapidez. Suelen tener prendas listas para llevar sin necesidad de encargar con semanas de antelación.
- Envés Uniformes (Calle de San Bernardo, 97): está cerca de Malasaña, mezcla modernidad y tradición. Aparte de uniformes de colegios concretos, venden básicos resistentes que salvan a más de una familia.
Segunda mano puede ser una buena aliada
Hay asociaciones de padres que organizan mercadillos de intercambio durante el mes de septiembre: los uniformes pasan de un alumno a otro en las mejores condiciones. Aunque también se recurre a aplicaciones o plataformas digitales, donde se da una segunda vida a esas chaquetas y pantalones prácticamente nuevos por la mitad de precio.
Incluso han aparecido servicios de suscripción: se paga una cuota mensual y los niños reciben las prendas de su talla. Cuando crecen, se devuelven y se cambian por otras. Un sistema que convence a quienes buscan comodidad y sostenibilidad a la vez.
Consejos útiles antes de lanzarse a comprar
- Consultar siempre las normas del colegio. Parece obvio, pero más de un padre ha tenido que devolver un polo porque el tono de azul no era el correcto.
- Adelantarse al mes de septiembre. Comprar en julio o incluso en junio asegura tallas y evita agobios.
- No dejarse llevar solo por el precio. Una falda barata puede salir cara si se estropea en pocas semanas.
- Explorar la segunda mano.
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