Bienestar y relax urbano

Los mejores spas en Madrid para desconectar tras la jornada laboral

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Spas Madrid
Sandra Quintana C

Madrid nunca levanta el pie. A cualquier hora hay tráfico, ruido, pantallas encendidas y gente que va deprisa. El final de la jornada no siempre significa descanso: muchos salen de la oficina y se encuentran con un metro lleno, recados pendientes o compromisos que no dan tregua. Y claro, el cuerpo se resiente. Por eso cada vez más madrileños se conceden un capricho que en realidad es pura necesidad: pasar por uno spa antes de llegar a casa.

No hace falta reservar un hotel cinco estrellas ni planear un viaje. Los spas en Madrid se han multiplicado y hoy están a la vuelta de la esquina, escondidos en calles céntricas o en barrios residenciales. Basta con abrir la puerta adecuada para dejar fuera el ruido y, durante un rato, cambiar el estrés por silencio.

Lush Spa: música, aromas y cosmética ética

En la calle del Carmen se encuentra el Lush Spa Madrid, un espacio que no se parece a los spas tradicionales. Aquí los masajes se acompañan de música diseñada para cada ritual, luces suaves y aromas intensos de cosmética fresca. La marca, conocida por su filosofía ecológica, traslada ese compromiso al cuidado personal: productos hechos a mano, ingredientes naturales y un claro rechazo al plástico innecesario. El resultado es un tratamiento que relaja el cuerpo, pero también la conciencia.

Hammam Al Ándalus: volver a otra época

Si uno busca una experiencia más inmersiva, el Hammam Al Ándalus, en Atocha, es difícil de superar. Entrar allí es como viajar siglos atrás. Las termas templadas, frías y calientes se recorren en silencio, entre arcos árabes y luces tenues que invitan a bajar el ritmo. Todo se organiza en torno a lo que llaman el “Viaje del Agua”: un recorrido pausado que termina con un masaje y té de menta. Cuando uno sale a la calle, parece increíble que la Plaza Mayor esté tan cerca.

Flotexperience: el peso desaparece

Más al norte, en Fuencarral-El Pardo, Flotexperience ofrece una propuesta radicalmente distinta. Aquí no hay música ni conversación, sino silencio absoluto. Las cabinas de flotación permiten que el cuerpo quede suspendido en agua salada, como si todo peso desapareciera. Es una sensación extraña al principio, casi inquietante, pero poco a poco la mente se acostumbra y empieza a soltar tensiones. A eso se suma la haloterapia —terapia con sal— y una carta de masajes que completan el viaje. Perfecto para quienes buscan algo diferente al spa clásico.

Madrid Day Spa by Nuilea: un mapa de culturas

En pleno barrio de Las Letras, Madrid Day Spa by Nuilea mezcla tradiciones de distintos lugares del mundo. Aquí se puede probar el masaje Kobido japonés, un tratamiento facial con fama de lifting natural, o una sesión de Ayurveda que equilibra cuerpo y espíritu. También hay envolturas con barro del Mar Muerto y baños turcos. La idea es sencilla: ofrecer un viaje sensorial sin salir de la ciudad. Y funciona, porque cada sala transmite la sensación de estar en otro país, aunque fuera siga sonando el tráfico de la calle del León.

Kenika y Chalalai: el poder del masaje tailandés

El masaje tailandés tiene fama de intenso, y en Madrid hay dos lugares que lo representan bien. En el paseo de La Habana, Kenika Thai Massage reúne a terapeutas que son originarias de Tailandia que trabajan con estiramientos, presión y técnicas tradicionales.

En Chamberí, Chalalai Thai Massage sigue una línea parecida a Kenika, aunque en un espacio un poco más íntimo. Su propuesta busca devolver equilibro y energía, dos palabras que parecen abstractas hasta que uno mismo vive la experiencia de levantarse de la camilla y descubrir que camina más ligero.

Fariolen: variedad en pleno Salamanca

En la calle Lagasca, Fariolen apuesta por la diversidad. Ofrece masajes relajantes, deportivos, descontracturantes, reafirmantes e incluso específicos para embarazadas. También hay experiencias en pareja, pensadas para quienes quieren compartir el descanso. No es uno de los spas más exótico de la ciudad, pero sí uno de los más versátiles, capaz de adaptarse al cliente que solo quiere descansar media hora o al que busca una sesión más larga y reparadora.

El lujo cotidiano

Visitar un de estos spas entre semana no tiene por qué ser un lujo extraordinario. En una ciudad como Madrid, puede convertirse en una rutina saludable. Al final, el cuerpo trabaja mejor cuando se le da un respiro, y la mente también lo agradece.

La próxima vez que salgas de la oficina con el cuello rígido y la cabeza llena de ruido, recuerda que en apenas diez minutos puedes estar tumbado en una camilla, flotando en silencio o sumergido en agua caliente. Quizá no cambie el mundo, pero seguro cambiará tu día.

Si después de un día relajante te apetece tomarte una cerveza artesanal en los mercados de Madrid, te dejamos aquí las mejores recomendaciones.

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