La imagen que confirma si tu perro está gordo o sólo está un poco pasado de peso: lo dicen los expertos


Los veterinarios alertan de que el número de perros con sobrepeso u obesidad ha crecido de una manera alarmante en los últimos años. Muchos cuidados creen que no pasa nada por alimentar a su mascota con «comida humana» o darle varias golosinas no pasa nada. Sin embargo, estas condiciones reducen significativamente la calidad de vida del animal, ya que multiplican el riesgo de sufrir enfermedades graves como diabetes mellitus, dermatitis o trastornos respiratorios y cardíacos. Ahora bien, ¿cómo puedes saber si tu perro está gordo?
Los veterinarios utilizan una escala llamada BCS (Body Condition Score), que va del 1 al 9: 1-3, el perro está demasiado delgado; 4-5, el perro tiene un peso ideal; 6-9, el perro tiene sobrepeso u obesidad. Además, hay una serie de señales que son muy fáciles de identificar: no puedes palpar las costillas del animal, al mirarlo desde arriba su cintura no es visible, tiene grasa acumulada en el abdomen o en la base de la cola y se cansa con facilidad durante los paseos.
Así puedes saber si tu perro está gordo
«Decimos que un perro tiene sobrepeso cuando más del 10-15 % de su masa es tejido graso. Se trata de una fase anterior a la obesidad. El perro con sobrepeso comienza a tener limitaciones de movilidad y, si no se pone remedio, puede convertirse en un perro obeso. Sin embargo, aún no presenta riesgo de sufrir otras enfermedades y es fácil de revertir. Cuando el porcentaje de grasa supera el 20-30 % del cuerpo del perro se considera que tiene obesidad. Esta gran cantidad de grasa afecta a su bienestar y le impide tener una vida normal. Además, su cuerpo comienza a sufrir una serie de cambios metabólicos y hormonales que le predisponen a sufrir otras enfermedades. Por este motivo, la obesidad en perros es un problema muy grave que debemos evitar», explica MiVet.
El hecho de que el perro esté gordo no es un simple problema estético, sino que se trata de una enfermedad que compromete seriamente su salud y acorta su esperanza de vida. La Asociación Mundial de Veterinaria la clasifica como un factor de riesgo para muchas patologías graves. Generalmente, no existe una única causa, sino una serie de factores en los que la genética, el entorno y las rutinas diarias juegan un papel muy importante.
- En la mayoría de casos, el exceso de comida es el factor más evidente. Muchos cuidados sobrealimentan a sus mascotas pensando que así estarán mejor cuidados. Les sirven raciones demasiado grandes, sin considerar su edad, tamaño y nivel de actividad. Además, reciben «premios» en forma de golosinas o sobras de «comida humana». Estos bocados, aunque parezcan pequeños, si se suman a lo largo del día, representan un exceso calórico que a largo plazo desencadena problemas de salud difíciles de revertir.
- Los veterinarios señalan que el sedentarismo es otra de las causas de la obesidad canina. Hoy en día, muchos perros pasan la mayor parte del día en pisos pequeños y apenas salen unos minutos de paseo para hacer sus necesidades. La falta de ejercicio, más allá de contribuir al aumento de peso, también afecta al comportamiento del animal. Si no tiene ningún estímulo y se aburre, puede adoptar comportamientos agresivos. Un perro sano necesita al menos entre 30 y 60 minutos de actividad diaria.
- La predisposición genética también influye. Algunas razas son especialmente vulnerables a engordar, como los Labradores Retriever, Beagle, Cocker Spaniel, Basset Hound o Bulldog.
- No todos los perros obesos lo son por una mala alimentación o la falta de ejercicio. Algunas enfermedades favorecen directamente el aumento de peso, como el hipotiroidismo o el síndrome de Cushing.
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La prevención es clave
Cada perro es único, por lo que no existe una cantidad de alimento «estándar» que funcione para todos, ya que influyen un amplio abanico de factores: raza, edad, tamaño, nivel de actividad física y estado de salud. Por ejemplo, un cachorro activo de raza grande necesita más calorías que un perro adulto de raza pequeña que pasa la mayor parte del día en casa. Lo ideal es seguir siempre las recomendaciones de un veterinario.
La rutina es otro factor clave. Ofrecer la comida siempre a la misma hora ayuda a regular su metabolismo y crea un hábito saludable. Además, evita que el perro coma por aburrimiento o que se vuelva ansioso frente a la comida. En general, se recomienda dividir la ración diaria en dos comidas principales (mañana y tarde).
Un perro no sólo necesita salir de paseo para hacer sus necesidades, sino que también le permite controlar su peso, gastar energía y mantenerse fuerte. Al igual que con las raciones, la cantidad de ejercicio varía según la raza y la edad, pero como regla general un perro adulto debería tener entre 30 y 60 minutos de actividad moderada al día.