Pablo Iglesias: «El Holocausto fue un mero problema burocrático»
De los creadores de «La caída del Muro de Berlín fue una mala noticia para todos» llega… «El Holocausto fue un mero problema burocrático». Tras ambas afirmaciones se oculta una idéntica visión totalitaria del mundo y un mismo autor: el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.
Iglesias escribió estas palabras el 28 de febrero de 2009 en su blog El gesto de Antígona, en el que venía publicando sus opiniones personales desde hacía cuatro años. OKDIARIO ha podido acceder a una copia backup íntegra de este blog, a pesar de que Iglesias lo borró de Internet en 2014, coincidiendo con la fundación de Podemos: justo cuando otros compañeros de partido comenzaron a limpiar sus cuentas de Twitter borrando mensajes que pudieran resultar inconvenientes para su nueva carrera política.
En la entrada titulada «El lector y el Holocausto», Pablo Iglesias narra en primera persona el debate que tuvo con un profesor llamado Norman Radcliffe, sobre la película «The Reader» (2008), producida por Sydney Pollack. El film cuenta la relación entre un joven alemán y una mujer mayor que él, que años después será juzgada por crímenes contra la humanidad por haber trabajado como guardia de un campo de concentración nazi.
La «banalidad del mal»
Hablando en primera persona, Iglesias explica su discusión en los siguientes términos: «Preocupado por las implicaciones que tiene presentar el Holocausto como una monstruosidad enfrentada a la inteligencia y a los valores morales de la modernidad, espeté a Norman que el Holocausto fue fundamentalmente una decisión administrativa, un mero problema burocrático. Como podrán imaginarse, la cara de espanto de Norman y del resto de participantes en el debate me hicieron sentir la honda satisfacción narcisista del condenado a la hoguera que está convencido de tener razón… eppur si muove…»
Con esta reflexión, el actual líder de Podemos se hacía eco de las tesis del sociólogo Zigmunt Bauman y de la «banalidad del mal» planteada por la periodista alemana Hannah Arendt quien, tras asistir en Israel al juicio contra el jerarca nazi Adolf Eichmann, describió a los responsables de los campos de concentración como simples burócratas que se limitaban a cumplir órdenes.
Pero presentar el asesinato de seis millones de judíos en la cámaras de gas como «un mero problema burocrático», despojado de cualquier juicio moral sobre uno de los mayores crímenes contra la humanidad de la historia, denota una enorme vileza y una preocupante visión totalitaria del actual líder de Podemos.
Es más, en las 1604 palabras de su artículo, Pablo Iglesias no dedica ni una sola mención a las víctimas del genocidio judío: sólo dedica palabras de comprensión a sus verdugos. Y lo hace comparando a los actuales policías españoles con los agentes de las SS de Hitler.
«No hay tanta diferencia», escribe Iglesias, «entre los policías que eficientemente detienen migrantes en nuestras metrópolis globales y los guardias de las SS. Ni los unos son comprometidos y honestos servidores de la ley, ni los otros eran monstruos terribles».
A continuación, el líder de Podemos ejemplifica esta misma tesis en la figura de su abuelo, Manuel Iglesias Ramírez, del que ha hablado con frecuencia con admiración: «El Derecho no es más que la voluntad racionalizada de los vencedores. Mi abuelo, que presidió un tribunal militar de la República durante nuestra Guerra Civil, lo vivió en sus carnes cuando fue condenado a muerte por un tribunal franquista», escribió en su blog.
El abuelo de Pablo Iglesias
No deja de ser significativo que, al escribir sobre los verdugos nazis, el fundador de Podemos acabara pensando en su propio abuelo. Efectivamente, durante la Guerra Civil, tras participar en varias sacas (es decir, cacerías contra civiles católicos o monárquicos) Manuel Iglesias Ramírez presidió un Tribunal Militar en Úbeda (Jaén), que dictó al menos nueve sentencias de muerte.
Lo llamativo es que al final la feroz dictadura de Franco se mostró más piadosa que el abuelo de Pablo Iglesias: tras condenarle a la pena capital por estos hechos, el Régimen le conmutó la sentencia por 30 años de prisión, de los que sólo cumplió cinco.
Una vez en libertad, logró colocarse como funcionario en el Ministerio de Trabajo que dirigía el falangista José Antonio Girón de Velasco. Estos datos históricos no encajan demasiado bien con el retrato del heroico «luchador antifascista» que el líder de Podemos suele hacer de su abuelo.
El artículo del blog borrado de Pablo Iglesias incluye también una interesante confesión: «Utilizar los términos fascismo y nazismo para definir las políticas migratorias de los Estados europeos o la política criminal del Estado de Israel sería banalizar el Fascismo y el Nazismo. No se me escapa que, a veces, la izquierda con la que me identifico pierde de vista el análisis de los procesos históricos cuando construye discursos que llaman alegremente fascista a todo adversario de derechas».
El profesor Radcliffe no existe
«Para bien o para mal», concluye, «las atrocidades espantosas cometidas en nombre del Comunismo, las bombas nucleares estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki o la legalización de la tortura en Israel no reducen el horror político a la unidad». Y es realmente llamativo que, en su artículo sobre el Holocausto, el líder de Podemos no haga ni una sola mención a las víctimas del Holocausto. En cambio, se refiere en dos ocasiones a «la política criminal de Israel» y en otra critica el poder de los lobbies «pro-sionistas» en Hollywood.
Y una última clave para interpretar el tono provocador del artículo de Iglesias. El profesor «Norman Radcliffe» con el que debate sus tesis sobre el genocidio judío no existe. En realidad, se trata del nombre de un personaje de la novela «Galíndez» de Manuel Vázquez Montalván, uno de los escritores favoritos de Pablo Iglesias. En la ficción, Radcliffe es un catedrático de la Universidad de Columbia que dirige la tesis doctoral de la protagonista de la novela.
Por tanto, todo indica que, en el artículo de Iglesias, el nombre de Norman Radcliffe es en realidad una alusión a su profesor de Ciencias Políticas Ramón Cotarelo, quien inicialmente alentó el nacimiento de Podemos y ha acabado tachando de «majaderos, inútiles y cursis» a sus dirigentes.