González pasa su tiempo libre en Soto del Real jugando a la petanca con un grupo de sexagenarios
La adaptación de Ignacio González a la vida carcelaria de Soto del Real se consolida día a día. Según ha podido saber OKDIARIO, el ex presidente de la Comunidad de Madrid se ha hecho amigo de un grupo de presos sexagenarios con los que ha organizado un equipo para jugar varios días por semana a la petanca. En apenas 2 años, González ha pasado de dirigir los destinos de la Comunidad de Madrid a tener que acostumbrarse a la rutina carcelaria privado de libertad.
El equipo de petanca con González al frente disfruta de las horas de ocio en prisión practicando este deporte consistente en lanzar bolas metálicas lo más cerca posible de una pequeña bola de madera, lanzada anteriormente por un jugador. Los participantes de este juego, muy vinculado a los jubilados, deben permanecer con ambos pies en el suelo y en posición estática para realizar los lanzamientos.
Las fuentes consultadas por este diario aseguran que el ex presidente madrileño se está convirtiendo en todo un virtuoso de este juego. El lugar donde González practica petanca junto a sus amigos mayores de 60 años es la antigua piscina de la prisión, habilitada como arenero después de que el director General de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, no viera con buenos ojos esta instalación acuática en una cárcel.
Además, de matar el tiempo libre en prisión, los reos realizan apuestas en la petanca para dar más emoción al juego. Eso sí, «apenas se apuestan algún café o refresco» debido a las limitaciones económicas de llevar un vida encerrado tras unos barrotes.
El ex presidente madrileño comparte celda con su hermano Pablo González, ex directivo de Mercasa, después de que el titular del Juzgado de Instrucción nº 6 de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, decretara su ingreso en prisión en el marco de la ‘Operación Lezo’ contra la corrupción en el Canal de Isabel II el pasado mes de abril.
Ambos se encuentran en el módulo 1 de preventivos de Soto del Real para mayores de 45 años, donde suelen ingresar presos que nunca han estado antes en la cárcel y que poseen “buena formación académica y profesional”.
Durante estos dos meses, los González se están mostrando muy “tranquilos y perfectamente integrados”, pueden ir los domingos a misa y apuntarse a actividades deportivas o culturales. «Está en su ambiente» aseguran las mismas fuentes consultadas que indican a este diario que el perfil de presos de este módulo está en consonancia con la preparación académica y situación económica del ex dirigente popular. Además, al no estar incomunicado puede realizar sus llamadas ordinarias a la familia y recibir su correspondencia.
La prisión de los reos ‘VIP’
La prisión de Soto del Real fue construida en 1995 y dispone de unas mil celdas. El penal madrileño suma 14 módulos ordinarios, además del módulo de ingresos, el módulo de aislamiento y el edificio de enfermería. Cada módulo cuenta con 72 celdas, un patio, el comedor, una sala de estar y un pequeño gimnasio.
Las celdas son de 10 m2 y dispone de baño propios, mesa de estudio y ducha, un elemento que con los que no cuentan reos de otras cárceles. Se trata de celdas para dos personas, que duermen en litera. Los internos cuentan además con la posibilidad de adquirir un televisor. El centro está dotado de espacios comunes como un polideportivo, un salón de actos, una capilla y diferentes habitaciones donde se realizan talleres.
Soto del Real es la cárcel habitual de ingreso para los investigados por corrupción en la Audiencia Nacional, aunque después pueden pedir ser traslados. El día para un preso empieza sobre a las 8.00 horas de la mañana. Tras el aseo y la limpieza de la celda pasan a desayunar en torno a las 8.30. Luego tienen un tiempo de patio o para actividades hasta la comida a las 13.30 horas.
Tras el almuerzo, suben a sus celdas hasta las 16.30 aproximadamente y los internos vuelven a tener tiempo de patio o actividades hasta la hora de la cena, que se sirve en torno a las 20.00 horas. Finalmente, los presos están en sus celdas para dormir a las 21.30 horas aproximadamente.
Los internos disponen de 5 llamadas de 5 minutos a la semana, aunque previamente tienen que comunicar los diez números de teléfono de las personas con las que quieren hablar. Una vez en prisión, los presos pueden desempeñar distintas funciones o trabajos denominados ‘destinos’.