BBVA dio seis millones a Rato con un insólito aval: «Garantías, Don Rodrigo»
El Grupo Rato debía en marzo de 2000 más de 1.000 millones de pesetas (seis millones de euros) a BBVA. La inmensa mayoría de estas deudas estaba soportada sólo por una insólita garantía: «Don Rodrigo». No es una interpretación periodística, lo dicen las fichas bancarias en poder de este diario. “Garantías: Don Rodrigo, Don Ramón, Doña María de los Ángeles Rato Figaredo”. Esta letanía se repite en cinco de los siete créditos del BBVA que sumaban los seis millones.
Esta noticia viene a sumarse a la desvelada ayer por este diario sobre la deuda de 312.000 euros que Argentaria y BBVA perdonaron a Rato cuando era ministro.
BBVA, a tenor de los informes internos, presumía una notable solvencia personal a los tres hermanos Rato. Pero choca que reiteradamente se repitieran sus nombres como única garantía de cada multimillonario crédito que soportaban en 2000 cada una de sus empresas, en muchos casos en ruinas o sofocando incendios de otras firmas del entramado.
La pregunta es clara: ¿si los hermanos eran tan solventes que podían avalar cualquier crédito a sus firmas, por qué sus empresas eran morosas?
Véase un ejemplo. Aurosur debía en 2000 a BBVA un crédito de 85 millones de pesetas (510.860 euros) con la garantía de la familia del vicepresidente económico. ¿Qué hizo esta sociedad con el dinero? Sufragar el hundimiento de otra empresa familiar: Rebecasa, del Grupo Rato.
El informe en poder de este diario explica cómo el destinatario del crédito fue esta compañía morosa. “Rebecasa tuvo impagados en una sucursal de Leganés que fueron cancelados con esta póliza”. Estos impagados eran obviamente con uno de los dos bancos fusionados, Argentaria o BBV, cuyo banco resultante ahora le daba un nuevo préstamo.
La ilógica de BBVA: dar créditos para pagar impagos
La lógica bancaria rehuye la concesión de un crédito a quien incumple el ya concedido. Pero la familia del responsable de la economía española con el Gobierno de Aznar solía sortear este escollo: una empresa familiar solicitaba el crédito, pero el dinero iba a otra del Grupo Rato, incapacitada para pedirlo por su insolvencia o morosidad.
Igual truco, según el informe sobre su deuda con BBVA, fue usado para sufragar las deudas de Ciuvasa. Rato y familia pidieron créditos a través de dos empresas familiares (Aurosur y Muinmo) por cerca de medio millón de pesetas (3.000 euros) para paliar las deudas de dicha sociedad.
El entrecruzado de operaciones brinda más sorpresas: Viajes Ibermar registró un aval de BBVA por 50 millones de pesetas (300.506 euros) con la garantía personal de la familia Rato, pero después dicha firma fue garantía para la concesión de un crédito de 250 millones de pesetas (1,5 millones de euros) a Muinmo. Es, decir, al final, la garantía de la garantía era el apellido Rato.
Sólo en un caso de los seis millones que debía el Grupo Rato a BBVA cifraba una garantía tangible: “Contamos con un pacto de contrahendo [acuerdo preliminar entre dos partes que se comprometen a negociar un futuro contrato] sobre la finca de Santa Engracia”. El resto de garantías para obtener crédito erat puro apellido.
Una empresa pide el crédito y otra lo recibe
Un solvente apellido que solicitó que le condonaran 312.000 euros de intereses por moroso. Y que puso como garantía de un crédito de 650 millones de pesetas (3,9 millones de euros) una empresa con apenas 50.000 euros de beneficios en 2002 como Fondo Colectivo de Ahorro o Rueda de Emisoras Rato, con pérdidas de 727.816 euros.
Pero BBVA no fue el único banco generoso con el grupo del vicepresidente de Aznar. Entre el amplio listado sobresale uno, el HSBC. Un banco con diversos vínculos con Rato. Estuvo implicado en el fraude de Gescartera, sociedad presidida por Pilar Giménez Reyna, hermana del entonces secretario de Estado de Hacienda.
Y como ministro de Economía, Rato impuso una multa de 2,1 millones al HSBC, entre otros, por no revelar los clientes finales de 138 cuentas opacas descubiertas en la entidad durante la inspección abierta por el caso Gescartera.
Todo el poder de Rato se reveló insuficiente para descubrir qué españoles tenían un paraíso fiscal en el centro de Madrid en un banco del que su empresa familiar Muinmo era “cliente especial”. Tan especial que le otorgó un crédito de 3,1 millones. Hoy la empresa ha muerto, con una deuda bancaria de cuatro millones.
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