Turquía busca incrementar el comercio en el Golfo Pérsico a través de Irak para impulsar su economía

Turquía ha iniciado su estrategia para estructurar e incrementar su flujo comercial en el Golfo Pérsico a través de Irak tras la visita a la capital iraquí de Bagdad del ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlüt Çavasoglu, quien se reunió con su homólogo iraquí Mohamed Ali al Hakim.

Erdogan-Turquía
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan (Foto:AFP)

Turquía ha iniciado su estrategia para estructurar e incrementar su flujo comercial en el Golfo Pérsico a través de Irak tras la visita a la capital iraquí de Bagdad del ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlüt Çavasoglu, quien se reunió con su homólogo iraquí Mohamed Ali al Hakim. El país otomano ha buscado con esta cumbre bilateral dar un empujón a su maltrecha economía y revitalizarla a través del auge de su comercio internacional.

El propio Çavasoglu ha instado a abrir otro paso fronterizo para que Irak pase a ser un “centro de comunicación y transporte entre Europa y Asia y el Golfo Pérsico” de cara a las mercancías turcas. Esta iniciativa se une a la ya propulsada por Turquía para formar parte del megaproyecto de las Nuevas Rutas de la Seda que lidera China de cara a potenciar al máximo el comercio internacional por vía marítima y terrestre.

Un plan lanzado en 2013 por parte del país presidido por Xi Jinping con la intención de articular la cooperación económica y comercial entre el centro, sur y sureste de Asia con África y otros continentes como Europa y América a través de una propuesta que aglutina ya a más de un centenar de países y que puede suponer para este año 2019 un volumen de negocio de más de 120.000 millones de dólares, incluyendo una extensión que abarca más del 35% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial, casi el 70% de la población mundial y el 41% del comercio total mundial, según un informe de Euler Hermes.

La nación presidida por Recep Tayyip Erdogan pasa por un mal momento económico ya que ha entrado en recesión por primera vez en diez años. El PIB turco cayó en el último trimestre de 2018 un 2,4% respecto al trimestre anterior, el cual ya había acumulado pérdidas cercanas al 1,6%. En términos totales, Turquía creció en 2018 únicamente un 2,6% cuando en 2017 el auge económico turco fue del 7,4%. Hasta seis meses de bajada consecutiva sufrió la economía turca, el peor dato desde el año 2009.

Las arcas otomanas se vieron marcadas en 2018 por dos aspectos muy negativos como la inflación padecida y la devaluación de su moneda, la lira turca. Todo ello influenciado por una guerra comercial con EEUU, marcada por la imposición desde el gigante norteamericano de aranceles a los productos importados desde territorio turco.

A finales de 2018, la lira había acumulado una depreciación total cercana al 40% y la economía turca una inflación por encima del 20%, todo ello sumado a la quiebra de varias empresas turcas, situaciones que provocaron la entrada en recesión.

Ante esta situación, el presidente Erdogan, en un congreso de su partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) ha indicado que a comienzos de 2019 ya se han visto indicadores alcistas en la economía turca. Incluso se ha referido a un “terrorismo económico” contra Turquía, ante el cual indicó que no cederán. Por otro lado, también existen dudas sobre la banca turca ya que el Gobierno otomano ha tenido que inyectar 4.000 millones de euros en el sector bancario público (en las entidades Vakifbank, Ziraat y Halkbank) para evitar una crisis.

Ante este panorama, el ministro de Economía y Finanzas de Turquía, Berat Albayrak (yerno del presidente Erdogan), ha anunciado diversas medidas para fortalecer la economía turca. Entre ellas, varias promesas para alejarse del populismo financiero y evitar burbujas como la vivida en el sector inmobiliario, una reforma fiscal que limitará las exenciones, reducir el impuesto de sociedades e incrementar los impuestos para los grupos de mayor renta, así como una reforma del sistema de pensiones para hacerlo sostenible y promover el ahorro.

En cualquier caso, la lira ha seguido perdiendo valor incluso en este mes de abril, alcanzando su valor más bajo desde hace seis meses, 6,59 unidades por euro y 5,87 por dólar, según datos del Banco Central de Turquía.

Conflicto kurdo

En su cita en Bagdad, Çavasoglu y Al Hakim también han tratado el asunto kurdo. Turquía trata así de buscar apoyos en su ya larga contienda contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), ya que las milicias kurdas tienen presencia en el norte del territorio iraquí.

Respecto al conflicto con los kurdos, Çavasoglu destacó la importancia de la colaboración entre países vecinos para hacer frente al terrorismo transfronterizo. Turquía ya realizó varias incursiones en territorio iraquí para actuar contra los rebeldes kurdos, algo que fue denunciado en su día por Irak como una violación de su soberanía. “La cooperación con los países vecinos es muy importante”, remarcó el ministro de Exteriores turco, quien se mostró predispuesto a una estrecha cooperación para hacer frente al PKK y a los terroristas de Daesh.

El ministro de Exteriores iraquí también se manifestó en ese sentido al indicar que el principal objetivo es “acabar con el terrorismo que amenaza la seguridad de ambos países”.

Este acercamiento entre Turquía e Irak viene marcado también por la intención por parte de la diplomacia turca de reabrir sus consulados en las ciudades de Mosul (cerrado tras la toma del territorio por parte de Daesh en 2014) y Basora, así como el proyecto de abrir delegaciones nuevas en la ciudad santa chií de Nayaf y en Kirkuk, región rica en petróleo donde vive una minoría turcomana (etnia de origen turco).

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