La temporada turística en Turquía acusa la pandemia y la conversión en mezquita de Santa Sofía y San Salvador de Cora

La temporada turística en Turquía acusa la pandemia y la conversión en mezquita de Santa Sofía y San Salvador de Cora
El presidente Erdogan a su llegada a Santa Sofía entre fuertes medidas de seguridad para asistir al primer rezo tras su reconversión en mezquita. (Afp)

La temporada turística veraniega termina en Turquía con un sabor agridulce por la pandemia y la conversión en mezquita de Santa Sofía y San Salvador de Cora. Muchos turistas han descartado ir al extranjero y además la conversión en mezquita de Santa Sofía y San Salvador de Cora ha supuesto un nuevo golpe para el turismo turco, al ahuyentar a los visitantes. Las cifras del segundo trimestre de 2020 ya reflejan problemas para la economía, que indican que ha sufrido un desplome del 9,9% en este periodo respecto al trimestre anterior.

A principio de año, las autoridades turcas calcularon que los ingresos por las visitas a los lugares turísticos serían de unos 35 millones de dólares este año. Pero debido a la pandemia y a las conversiones de las mezquitas de Santa Sofía y San Salvador de Chora, esos ingresos no se materializarán.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tomó en julio de 2020 la controvertida decisión de ordenar al conversión de Santa Sofía en mezquita. Construida como iglesia cristiana bajo el Imperio Bizantino y convertida en mezquita durante el Imperio Otomano y después en museo tras la fundación de la república de Turquía. La decisión ha provocado un revuelo tanto dentro de la propia Turquía como fuera de ella. Los más críticos con esta decisión argumentan que se trata de un movimiento de Erdogan para contentar a la base conservadora de su electorado.

A principios de agosto, Erdogan redobló su apuesta y anunció que otro sitio histórico también iba a ser convertido en una mezquita. Esta vez era el museo de San Salvador de Chora. Este lugar, al igual que Santa Sofía, se construyó como una iglesia y se convirtió en una mezquita bajo los otomanos, sólo para convertirse en un museo tras la fundación de la Turquía moderna.

Pérdida de fondos

Cada año, millones de personas solían visitar los dos museos, trayendo decenas de millones de dólares de turismo para la economía turca. Ahora, sin embargo, aunque la entrada continúa siendo libre fuera de los tiempos de oración, los turistas han dejado de pagar para visitar lugares que tienen tanto tráfico.

Esta pérdida de fondos podría suponer una amenaza para la economía turca, que depende del turismo para alrededor del 30% de sus ingresos anuales. Sin embargo, incluso sin la controvertida decisión de Erdogan, este año se han visto cifras drásticamente inferiores debido a la pandemia de COVID-19.

“Se esperaban casi 35 millones de dólares [este año de las mezquitas]”, ha explicado el economista turco Mustafa Sonmez en declaraciones a Al Arabiya English, «pero lamentablemente casi todos estos ingresos se han perdido”. En 2019, los ingresos totales por turismo alcanzaron los 34.500 millones de dólares, según ha informado el medio estatal turco TRT World.

La falta de turismo y los problemas económicos de Turquía ya han empezado a afectar a la industria turística del país, con algunas empresas obligadas a despedir empleados y otras a cerrar sus puertas. Hasta ahora, el Gobierno ha proporcionado un alivio económico muy limitado para las empresas de la industria del turismo.

“Muchos hoteles y muchos otros lugares turísticos, su capacidad ha disminuido y su empleo se ha reducido», ha aclarado Sonmez. “Están en malas condiciones y muchos han cerrado sus tiendas y ya no trabajan. Nadie sabe lo que pasará porque la situación de la pandemia no está mejorando y de hecho está empeorando”.

Las empresas esperaban que el turismo tuviera un auge este otoño, cuando es más probable que la gente visite sitios culturales en lugar de ir a la playa o al mar debido a las bajas temperatura, pero algunos temen que con la transformación de Santa Sofía y Chora en mezquitas, los turistas dejen de lado al turismo cultural.

La prioridad es el Islam

“El turismo turco ya había sufrido un golpe con la pandemia cuando la Unión Europea no incluyó a Turquía como país ‘seguro”, ha señalado Nazlan Ertan, periodista turca, a Al Arabiya English. “Aun así, los operadores turísticos turcos esperaban una recuperación tardía, es decir, a finales de otoño y cuando se habla de finales de otoño, por supuesto, se habla de turismo cultural”. Según Ertan, estas decisiones de Erdogan envían el mensaje de que él y Turquía dan prioridad al Islam y a los musulmanes sobre todas las demás cosas, especialmente para aquellos que buscan visitar desde Occidente. “Esto afianza la imagen de Erdogan a los ojos de los turistas occidentales como un conservador que tiene el Islam en su mente”, indica esta periodista.

Turquía tiene mucho que perder. Uno de sus principales rivales regionales en turismo, Egipto, está reforzando el turismo relacionado con la cultura y la religión del lugar. “Egipto está impulsando las visitas relacionadas con su herencia cristiana y judía, mientas que Turquía está renunciando a esta parte de su historia. A la hora de hacer un viaje… ¿qué van a preferir los turistas”, indica Ertan.

Antes de a pandemia el Gobierno turco ya anunció su intención de traer hasta 75 millones de turistas al país en 2023, aprovechando el tirón de la fundación de la Turquía moderna por parte de Mustaf Kemal Ataturk. Sin embargo, con la caída del valor de la lira turca y el aumento de la inflación y el desempleo, Erdogan está perdiendo popularidad y ha optado por ganarse el apoyo de los grupos más conservadores, en lugar de apostar por la multiculturalidad y la apertura del país, que es en lo que se basó la fundación de la República de Turquía en 1923.

Aunque casi 3,5 millones de personas visitan anualmente Santa Sofía y Chora, Sonmez asegura que en la actualidad es imposible predecir las posibles consecuencias económicas de la decisión de Erdogan, ya que el turismo prácticamente se ha detenido como resultado de la pandemia de coronavirus.

Nuevas subidas de impuestos

La delicada situación económica ha llevado a Erdogan a tomar nuevas medidas para mantener a flote los cimientos económicos del país. Una de ellas es retener un impuesto sobre la renta de hasta el 20% al salario mínimo desde este mismo mes de septiembre, según informa el periódico de oposición turco Cumhuriyet este martes.

Un informe de la revista Foreign Policy explica que la insistencia de Erdogan en continuar con las misma políticas económicas causarán un daño económico severo a Turquía, que tendrá grandes consecuencias financieras y geopolíticas más allá de la epidemia.

 

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