Starmer revoluciona la democracia británica: rebaja la edad de voto para las generales a 16 años
La decisión supone la mayor transformación del sistema electoral británico desde 1969


El Gobierno laborista de Keir Starmer ha anunciado este jueves una reforma electoral sin precedentes que cambiará para siempre la cara de la democracia británica. La medida estrella: rebajar la edad de voto de 18 a 16 años antes de las elecciones generales de 2029, igualando así a todo el Reino Unido con lo que ya se venía aplicando en Escocia y Gales.
La decisión, que supone la mayor transformación del sistema electoral desde 1969, cuando la edad de voto pasó de 21 a 18 años, forma parte de una ambiciosa Estrategia Electoral presentada por el Ejecutivo que pretende «derribar las barreras a la participación» tras años de desconfianza ciudadana.
La reforma llega en un momento crítico para la democracia británica. En las pasadas elecciones del 4 de julio de 2024, 750.000 personas se quedaron sin poder votar por no contar con la identificación apropiada, según datos oficiales de la Comisión Electoral. Una cifra que evidencia el colapso de un sistema que, a diferencia de otros países europeos, no cuenta con un carné de identidad unificado.
«En los últimos tiempos, la confianza pública en nuestra democracia se ha visto dañada y se ha permitido que la fe en nuestras instituciones decaiga», ha reconocido la viceprimera ministra Angela Rayner, quien no ha dudado en señalar que «estamos tomando medidas para derribar las barreras a la participación».
Pero la rebaja de la edad de voto no es la única novedad. El plan de Starmer incluye la automatización del registro en el censo electoral y la ampliación del tipo de identificación personal permitida, que ahora incluirá las tarjetas bancarias emitidas en territorio británico. Una medida que busca evitar que se repita el fiasco de julio pasado.
El paquete de reformas también endurece las normas sobre financiación de campañas para evitar la injerencia de intereses extranjeros, estableciendo multas de hasta medio millón de libras (580.000 euros) para los infractores.
La propuesta laborista no se olvida de la seguridad de los candidatos políticos. El Gobierno planea aumentar las penas para quienes intimiden a los aspirantes a cargos públicos, una medida que llega tras varios episodios de violencia y acoso que han marcado las últimas campañas electorales británicas.
Con esta batería de medidas, Starmer cumple una de las promesas estrella de su manifiesto electoral: «modernizar la democracia» británica y «activar» un sistema político amenazado por la apatía ciudadana. La estrategia busca aumentar la participación electoral, especialmente entre los jóvenes, en un momento en que la desafección política alcanza niveles preocupantes.
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